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Los caballeros del C1isco

Salieron con lucimiento,

hicieron

lo

qii,e debieron

pero deben lo que hicieron;

· ¿Qué atmósfera de gallardía, de animosa arrogancia

respiraba entonces en el Cusco del Coloniaje, como

se respiró atmósfera de solemne gravedad en

el

Cusco

de los Incas? ¡Qué bullir de impulsos i qué afán de obras

duraderas i heroicas lanzaba a los hombres a las más

quiméricas empresas! ¡1 como a vuelta de acciones teme–

rarias i utópicas la realidad les compensaba con los más

altos triunfos i los más inverosímiles éxitos, como para

probar que la realidad no es más que la cristalización

del ideal que éste no es sino una realidad mui noble i

Jejana reservada a los espíritus que tienen el ansia de

lo infin.ito!

La hora del cansancio había llegado para el Cusco. A

más de las restricciones al comercio i

~

las industrias

similares de España, a más del florecimiento inusitado

i ofU:scador de Lima que se convertía en una sede colo–

nial identificada casi con la de la Metrópoli atrayendo

hacia sí a ·nobles i ricos, la lucha i la desconfianza entre

indios i españoles, entre mestizos i blancos, entre penin–

sulares i criollos consumía todo impulso afectivo de

unidad, toda fuerza de coordinación i toda obra de

asociación. Eran· clases sociales yuxtapues"tas, no eran

jerarquías diferenciadas e integradas; eran estratos entre

cuyas capas las había impermeables que no dejaban fil–

trarse las aguas vivificadoras de la renovaéión i de las

fuerzas vivas de obrar. 1 así, perseguidos i casi extin–

guidos los indios por obra de las pestes

i

de las mitas

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