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DICCIONARLO FOLKLORICO DEL PERU
·t<Jr el labio superior, para que el rapista pud;iera desempeñar
mejor su cometido. ·
·
Otras voces de mando eran:
¡
HU?sillo
a
la derecha!
¡Huesillo a la izquiérdaJ---...
. .
En esos casos, el
paciente
debía acercar al carrillo derecho, o al izquierdo, la piedrecita
que el rapista le había lieclw intr'odudr en la boca antes de
j;¡bonarlo, y que -naturalmente-·. era la misma para todos
los clientes. .
.;
El último barbero de
¡boquefterro!
y
¡hues.illo!,
fué el
zambo .Earraza que tenía su establecimiento Abajo del Puente.
BOTiCA DEl;·PADRE CARAPULCRA,.-Todo mal
· negocio, en Lima, · era
la Botica del Padre Carapulcra.
Dice Pa1ma que hace muchísimos años, existía un juan–
dedianQ apodado
Carapultra.
·
El tal
Caraputcra,
deseando
amnentar su ya repleta
guayaca,
entregó a Cierto individuo
t.:na fuerte suma -de dinero,
para~
que 'nstalase un negocio de
Lotica.
·
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En :Cima es coqocid0 aquello de qae "de haberlos, los
bay. Lo difícil ¡es dar con
ellos!~'
.. ; .
Bor la @poca del
Padre Carapulwra,
el negocio de boti–
\4
e a estupendo. Con un poco de agua, otro poco de man–
teca y un almirez, se impro:risaban fortunas más
gra~~~~ : ~ue.
1.-:t
de Creso. .
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"·o<·.
·>·-j
Además, el boticario de la época del
Padre Carapulcra,
era un ser en .cuyar. mano y pulso .
,~staba
no sólo la vida,'
sino también la honra del prójimo. Siempre de tertulia- con
lvs ociosos del barrio, escondido casi entre lechuzas· disecadas
y
fetos en alcohol, o danqo ,vueltas entre los motilones de vi–
drío que contenían sales
y
espíritus, los paquetes de hojas
y
semillas, los potes' de grasas, los
ala~biques.
retortas·
y
matraces, hacía mangas
y
capirotes de las famas
y
reputa–
ciones más insospechables, con la misma facilidaá que batía
la manteca en el almirez. . .
-
Pues séñor : e,l socio a quien el Padre-Carapulcra entre–
. gó su blanca contante
y
sonante -bajo la promesa de
er
al
'i.-'1:otín
en las utilidades- se tiró sobre el dinero como gato
· · a bofes,
y
a los tres meses justos de instalarla
la
boti,~:J.,
1
car-