CARLOS CAMIN.O CALDERON
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valor de 12 fanega.das de trigo,
A~?r,
cada
~upi~o,
·?bligándpse
a
dar toda la cantidad de pan
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pupüo pu<=lttera
co111:~r;
l ibra
y media de carne entre vaca y carnero;. fruté).; · ante;
postre, y una vela de sebo .qae durase tres horas y media·,
cada noche .
· ·
Además, dos
vece~
por semapa tenía que proporcionar
si[banas, manteles y servilletas, camisas, pañuelos, escarpines,
.calcetas y paños de cara, limpios.
Para Navidad y Carnavales, debía servtr aves y pas–
teles . . .
- ¿Tenían o no obligaciones los bachilleres de pupilos?
· ¡BAH! A BIEN QUE NO HA SIDO CON MI GUS-
1'0 .-En las cir<;_unstancias en que por un topo m_ás o un
t..)po menos, los indios de las comunidades serranas se atacan
'<=(.1110
fieras, se producen robos , incendios
y
asesinatos, pero
.casí nu11ca se ultraja a las ujeres.
·
En la costa
suce~e
lo co trario: la violación es más fre–
cue~te
que el robo, y es efectuada
IJláS
por el blamco y
el
mestizo, que por el indio.
Sinembargo, no es- la violació el delito qwe más agravia
-c:1
la india costeña. Una verdulera o una pescadora que cru–
:za
el
campo en dirección al Mercado de la
c~udad,
prefiere
que la
volantineyen
y no que· le roben un zapallo o una sarta
.Ce
pe
jerreyes.
La prueba de· eso está en que las veces que la agraviada
.acude a· la policía para presentar sus quejas por robo,
añ~de
·que
de :yapa h1tbo volantineyo.
Y ya se sabe que la
yapa
es
1m
añadido a lo principal.
No de ja de ser curiosa
y
digna de estudio la pasividad
·con que la india cost.e:ña, soporta los ultrajes que se infieren
a su pudor.
La
china de Catacaos
-malgeníada
como to–
·.ci<.L
china norteña- se limita a gritar a su ultrajador:-.-¡
Zam–
bic
cana)1a!-
(a veces ciice que está ronca,
y
no grita). Y
h
chola del Sur -que como buena sureña es una paloma–
-exclama :
-¡Bah!
¡A
bi~n
qu.e no ha sido
e
on mi gusto!
BALANCINERO.-Ya no se dice en Lima:
-F1tlano