CARLOS CMviiNO
CALD~RON
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comprador, previo pago de cien o doscientos soles. Por el
h-uarmi munachi,
no cobra nada; pero el
huarmi munachi
sin
las instruciones ¡no vale nada!. ,¡No surte efecto! ...
Durante el coloniaj¿,
y
los primeros tiempos de la RepÜ–
blica, el
huarnÍi munacfíi
gozó de inmenso prestigio. En la
actudlidad, ha decaído mucho. Se dice que los mismos boli–
vianos aseguran que el mejor
huarmi munachi,
es...
¡
el dinero!
HUESO.-El
mestro
Hu~so
era un zambo limeño muy
dto, muy flaco, que usaba leva negra, zapatillas color de na–
ranja y sombrero alón sobre gorro blanco, a 'la moda
qel
ca–
peador de a ·caballo Esteban Arredondo.
1
El
mestrp .Hueso
era
el
mejor profesor de baile que
existía cuando
entró la patria.
.
No bien llegaba a una casa y empezaJba a rascar el vio-
lín, que siempre llevaba dent o de una funda de paño verde,
ya las muchachas e tapan óailando como uno
t(ompos .
.
Las abuelas decían. q_ue el dinero y el violin del
mestrO'
lhteso,
hadan bailar al mundo entero.¡