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CARLOS CAMINO CALDERON

131

En Piura, no bien

el

invitado ha dejado el sombrero (su–

poniendo que no sea

sororo)

corno llaman en Eten a los sin–

sornbreristas) cuando ya tiene por delante un mate de

seco

chabela.

Los

mtdos

que vienen después, son como para desa–

marrarse el riel de tren que debe usar -

pá los carzones

-

todo el que·visita

la tierr'a ¡briwa .

..

En L¡ambayeque es

el

estofáu de gaína)

o el copus pre–

parado·en perol de cobre y tapadito .con hojas de plátano,.

cJ

los frejoles

con e-mpella

(papada) de chancho.

En Chiclayo, cualquier pobre diablo presenta una

gual–

'wapa de novillo de panca)

o un

espesadito

.con yucas y culan–

tro, o una

falea de caballa.

E sto, tratándose de nuestros días,

pués si retro.cediéramos cincuenta años, y nos

apeyára1nos

en

h. casa de algunci de esas •chinas ricas de la calle de la Veró–

!1Íca:

La

Chirnpén, la Marirnonda, la

~iquen-que

los dornin–

g;os sa·caban a va ear los pesos godos. paJTa .quHarles la

anti–

monia)

- veríamos

e un es tómago no era suficiepfe para

dar cabida al arroz on ato, e

J?<WO

elleno~

y tantas otras

rosas ricas que se

P.re

aran en esas tierras privflegiadas ...

Entre toda esa g-ran eza, 1'¡1crmsd' es elluljlar. .

El monsefuano es tacaño, amarrete y segurola, no sáld.

es sus fiestas en las que úni-camente presenta

mote pelacJo

y

pt:queyo de agallas;

sino hasta para hablar

¡

&onomiza hasta

las letras'!. En Monsefú no hay Candelarias, Micaelas, Nati–

vidades, Ert·carnaciones, etc, sino Candes, Micas, Natis, En–

carnas ...

Decir a un l.ndividuo que su fiesta ha sido

de mote pela–

do y piqueyo de agallas)

es decirle que ha sido

a la monsefua–

na

y, entonces uno se ha ganado un enemigo más.

FLOJO COMO EL TABACO DE

ZA~A.-Hace

mu–

chísimos años que en Zaña ya no hay tabaco, pero los zañe–

ros siguen siendo tan flojos corno aquel tabaco que íba a fo–

mentar el vicio de los chilenos.

De la opulenta y orgullosa villa de Santiago de Miraflo–

res de Zaña, que en una ocasión fué excomulgada por el

Obispo de Trujillo fray Jaime de Mimbela; que en otra oca–

sión re.cogió el último suspiro del santo Aqobispo Toribio de