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gigantesca. No
se
olvi-de, ·en -efe·cto, que los indios hacian
todo
a
fuerza de brazo, con
~cuerdas,
pi€dras y
palanc.as,sin la
ayuda
de ·carros ni de otros animales que las lla1nas.
En V·arias regiones del Peru y del Ecuador son todavia
-visibles vestig"ios d-e ·calzada, hacia Hua·machuco,
~c·e'l"lca
de
Huánuco y de Cajaba.mba
(1);
,e·ntr~e
Cu
·en.cay Loja
(2);
entre Quito y Riob.amba
·(3) ;
cerca de Lima (
4),
y ·en otras
partes todavía.
No .
b~taba
con ·crear la
~carr-et·era;
era preciso, ad·emás,
ofre·cer
al
viajero facilidades de avituallami-ento. He ahi por
qué; de tre,cho ·en trecho, se és·calonaban los
ta:mpu,
llama,-
. doS
por los ·espafioles
tambos
(
5) .
Eran vastos ediflcios,
consisten
es
ya en una ol
~
a .pieza, "sin ninguna divi-
sión ·en d ·p
~ismo
lado,
'Colocadas
a
1
J;
ya •en pie-
zas ·comp es
patios para las
llamas; a
1
·e. f!ñas que estaban,
sin
duda,
dl:l
~
ón
(7). En
Pa-
redones, en
Alaus1 y de Cañar, a más d·e
4.000 metros de altura, -existen ruinas d·e un
tambo
de esta
clase; hay otros, ·entr·e C·uenca. y
·Del~eg;
y
otros, entre Cuen–
ca y Pucara (8). . ·
Estos
tambos
en:cerraban a menudo
pro~iones
abun-
(1)Wiener,
"Pérou et Bolivie",
p. 139. .
(.2) Wolf, "Ecuador",
p.
38.
(3)
Means,
"A study",
p.
462.
( 4)
Mea.ns,
"A stud;y",
p . 464.
(5) A 4, 5 6 6 leguas uno de otros según los cronistas. La legua ha va–
lido, sucestvamente:
3 ~340
m., luego 4.175 m.; por último, en el siglo XIX,
5.572 m.; se la lltaJma entonces legua .castellana. ·(,Paz
~oÍdán,
"oD1cc1ona–
r1o g-eográ.f1co-estadist1co d·el Perú;', o'b. cit ., p . 'XXV.)-
Los
.cronistas se
sirven a v·eces de la legua india, que equivale a dos leguas
espafiol.as(Mon~
tesinos, "Memorias", cap. 7). · Un gran número de .-aldeas de
la
meseta se
llaman aún
Tam.boa Tampu.
· (6) Cobo, "Histori·a", Ub. , 12, cap. 32.
(7) Squier,
"Peru",
p.
400 .
.(8) Vemeaitl
y
Rive t,
"Ethnographie
ancienne"~
p. 77, 79. VelSJSCO pre–
tende que hay que distinguir entre la hostería propt-a.mente. dicha y el
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