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I M P E R I O
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siva: asi se obtendrían cadenas cuyo primer anillo estaría
constituido por cada trabajo original. Por ejemplo, la ma–
yoría de los autares del siglo XVIII, entre los cuales el más
famoso es Marmontel, se ínspiran casi exclusivamente en
'
Garcilaso, quien copió a su vez a Blas Valera, cuyo manus-
crito se ha
pe~dido;
tgualm·ente, varios escritores ecuato–
rianos reproducen ·a Velasco, quien declara haber
to~ado
mucho 'de Marcos de Niza, cuya obra se ha perdido también.
, Esta clasificación podría extend·ers-e a los autores mod·er–
nos; pero con la difer·encia de que estos últimos mencio–
nan a los· autores antiguos a quienes toman por guia, mlen- -–
tras que los ·cronistas ·españoles no se tomaban el trabajo
de hacerlo
y
erigían ·el plagio a la altura de un principio.
s de algunos de ellos pasajes
1
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siempre en a misma corr
~nte.
si como se recibe, a
vec-es, la sorpresa de encontrar en trabajos del siglo XX
errores que remontan al siglo XVI .Yque han sido fielmente
· reproducidos por toda una sucesión de narrador·es.
Finalmente, esta clasificación
vertical
podría se.r com–
pletada por una clasificación
horizontal,
estando unido
cada -escritor no ya a sus antecesores, sino a sus contempo- ·
rán·eos, con los
eual~s
es arrastrado por la misma ()la de
ascenso o de depresión. En efecto, todos sufren la influencia
de su época, y el movimiento cfcUco que se desarrolla en
todas las ramas de la actividad humana no .ahorra -la his–
toria. Después de una era d-e entusia.smo, en que los incas
fueron elevado.s•hasta las nubes, en los siglos XVII
y
XVIII,
a9vino, en la Europa no espafiola, la era de critica, en que
~
.
fueron severamente juzgados, a fin·es del siglo XIX
·y
a
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