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SERGió QUIJAbA JARA

95

LA TRILLA

Como en la mayoría de la región huancavelicana los agri·

cultores poseen pequeños terrenos o generalmente son peone:;

de los pequeños hacendados, siguen las costumbres rústicas

de sus antepasados.

Cuando ya el trigo está maduro nombran un mayordo··

mo para la ciega o corte, éste manda llevar a los

~ocadores

del

"pincullo" y de la tinya; al compás de estos instrumentos

cc–

mienzan a cortar el trigo, cada vez con más aliento hasta ci

primer descanso que es a las 11 de la mañana. Después de

reconfortarse mediante el aguardiente

y

chicha, siguen su t::i–

rea del corté hasta que el pincullo con su constante melodía

da la señal del "suyunacuy", es decir todos los hombres pro–

curan ganarse, hacer mejor y con mayor rapidez para ser

aclamado como el primero y ser' premiado con el "jarahui" que

es un canto especial acompañado de gritos entonado por la::;

"pasñas".

Una vez que terminan de cortar haciendo su huinay o me–

jor dicho terciando las gavillas trasla.dan a la "era".

Al día siguiente cuando el trigo está apilonado en la "era''

se proveen de seis u ocho caballos, ·según la cantidad del ce–

real, para que se lleve a cabo la trilla. El dueño del sembrío

anima a los concurrentes y operarios con aguardiente y sobre

todo.con el "pito" que es una chicha especial preparada de ha–

rina de

m~íz

morocho. Los operarios ya entrados en calvr

principian a seguir a los caballos provistos de látigos y con

huapidos. Es costumbre de que uno por uno ingresen al rue•

do a seg·uir a los caballos. Estos con sus vigorosos cascos van

cada vez más triturando las espigas para dejar libre los gra-

nos de trigo o cébada.

·

Luego llega la hora del "misquipa" o sea el descanso que

es a las 11 a. m., y que aprovechan para chacchar

y

tomar.