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efectos cáusticos del ' ' atamisqui'' sobre la piel- pueden actuar bené–
ficamente sobre el organismo produciendo fenómenos reaccionales
más o m·enos intensos, a cuyo efecto habría que agregar aún la in–
fluencia térmica del ·agua. Pero he aquí que otros elementos, además
de los nombrados, intervienen en dicha cura, ya que los gajos han
de ser elegidos entre aquellos qué miran al sol (segura reminiscen–
cia del culto a.l dios sol o In
ti,
de los quichuas)
y
atados en forma
de cruz (lo que recuerda otra influencia, la del cristianismo).
Dejando para otra oportunidad el comentario que sugiere €f;te
asunto y para los capítulos respectivos el tratamiento del ''aire
del quebracho o páaj ' ' y del ''aire de la
vi~ta
o
m~ldiojo'
', veamos
una receta empleada para curar el "aire de los chicos", la cual
consiste en "sacar unas pajas de la pared o del techo
de~
rancho,
que se queman después de
cruzarlas
y de cerrar las puertas de la
habitación en que se halla el enfermito, ·teniendo cuidado de
rezw
un salve
y
un, credo
mientras se esparce el humo".
Con alguna frecuencia se usa también la unción con aceite en
que se fríe
' '
w
emill
de porongo
(Lagenari~,
cucurvitaceae),
tres de zapallo
y
tres de
a 'l m lo
P oboscidea lutea, Lindl.
Martyni ce
' · e
g
endita. Esta
receta r ún
ac er1s icas :
' ~ tres''
especies de zapalios,
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e e
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a d
repetición, simple
y
frecuen
decir, refleJa o automática, número que
se encuentra, por lo demás, en los juegos infantiles y en los estri–
billos del cantar popular.
Suele emplearse además el sahumerio. Uno de los más empleados
es el que prescribe : ' ' sáhumar al enfermo con humo de nido de
picaflor'' probablemente a causa de que dicho pájaro es el clásico
·símbolo del aire, por su extraordinaria movilidad
y
belleza. Mas
dicho remedio es completado por frotaciones
~on
''grasa de pichi
ciego (Chlamydophorus truncatus) ' ' o colocando al enfermo ''una
pulsera o manilla o muñequ€ra de · cuero trenzado del mismo ani–
mal" o "una sortija de cola de iguana (Podinema teguixin)" o
atándole a la muñeea un hilo de color rojo.
Estos medios curativos suelen usars.e a modo de amuletos de pre–
servación y es muy frecuente verlos en personas sanas, junto con
otros talismanes, tales las cintas con "medidas'' de santos que se
colocan alrededor del cuello, o ''detentes'' que cuelgan a modo de