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dedo meñique

y

en forma

d~

cruz. Luego, se deja en libertad la

tortuga

y

al curar ésta de su herida, deberá curar también el niño

del ombligo o "pupo". Algunos duelgan de la "puerta del rancho

una ushuta (especie de sandalia) por medio de un hilo rojo''. Ya

hemos visto la importancia que este color asume en la medicina

popular.

LA QUEMADURA

He aquí un término que no neeesita comentario. En ningún otro

mal hay, además, tanta receta de más positivos méritos que las

usadas por el pueblo para curar

las

"quemaduras".

Las hay que consisten en pomadas calmantes o en unciones

emolientes

y

tam~ién

en lavados con cocimientos vegetales de ver–

dadera eficacia por las propiedades de las plantas que se usan. No

falta, como es natural, el emplasto ingenuo, ni los preparados más

o menos complejos, como se observan frecuentemente en nuestra

medicina rural

y_~c..;...a=s;;_;e...;;;,r....;.;

a..;...

_____

Citaremos algunos remedios, d

dos. Uno de ell s e

iste en "ref e

la hediondilla

e

t

. )

se aplica sobre la

M I.I.A.V,L¿.L

de ''la penca s elda

''agua de lech

mum

n ''.

difundi–

oja de

saliva

e emplasto

....................vaJes con

ematosper-

Las pomadas de práctica se ha n de ' ' acei

, cal, clara de huevo,

bien batida'' o de ''agua de cal, azufre molido

y

aceite''.

Un medio sencillo y de gran resultado consiste en cubrir la

"quemadura" con la "nata de la leche" o con "aceite de huevo"

o, si no, aplicando compresas embebidas en "leche de vaca recién

ordeñada''.

Modificaciones de las anteriores son las que veremos a continua–

ción. Una de ellas preconiza "quemar un hueso hasta hacer carbón,

mientras se pone un huevo al fuego para que largue el aceite.

Este aceite se unta en la quemadura y luego se pone el polvo 'de

carbón de hueso". Este mismo "aceite de huevo" se usa mezclado

con cal para las ''quemaduras'' superficiales.

Con buen criterio suele usarse la ''tinta de escribir'' en tópicos

sobre la lesión. En efecto, recientemente, la medicina moderna pre-

(1)

El P. Lozano, en su obra citada, pág. 268, dice: "La suelda con

su-elda se da en todas estas provincias con claridad frigidísima' '.