Table of Contents Table of Contents
Previous Page  116 / 444 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 116 / 444 Next Page
Page Background

112

aceite, aplicándola caliente sobre las si-enes, una mitad sobre cada

lado''.

_

Compárense estas recetas con las

correspondiente~

del doctor Man–

douti: ''Toma una naranja· agria, pártela por la mitad, esprímela,

dejándole un poco de zumo y frita en aceite ponla en las sienes tan

caliente cuanto la puedas sufrir'' y la que sigue: ''Toma aceite de

violetas, una yema de huevo, y leche de muger, partes iguales,. mez–

clado todo has un emplasto y moj.a

tm

paño con aguardiente y con

el emplasto lo pondrás tibio sobre las sienes". De la comparación

surge un hecho claro que no hay entre ellas más diferencia que en

la forma del lenguaje en que están prescriptas. Finalmente algunos

emplean la ignipuntura, haciendo calentar un trozo de metal agudo

con el que se toca la nuca.

EL DOLOR DE ESTóMAGO

·

EL DOLOR DE OíDO

!v.I:uy buena intención tienen todas las recetas que el pueblo pres–

cribe para el ''dolor de óido'' o la ''puntada al óido ''. Pero pocas,

algún beneficio.

Las otalgias, como es natural, obedecen a múltiples causas.

¿

Có–

mo es posible que el pueblo las considere si a él no le interesa más

que acudir de inmediato a calmar el dolor?

Éste es .el síntoma que -atrae su interés. Es también, acaso, la

única manifestación del mal, por evidente, que logra conmoverlo.

El dolor es el principio y fin de la medicina empírica y constitu–

ye el síntoma preferente en la atención de los enfermos, pues, hay

que deéirlo, .el pueblo tiene demasiado sentimiento como para perma–

necer inmutable ante el dolor de sus semejantes. Esta sensibilización