CAPITULO V
Declaración de los Diez Mandamientos
de Dios
[257] D.-Puesto que hasta ahora me has venido ha–
blando de la primera y segunda partes de la Doctrina Cris–
tiana, pasemos, si
te
parece, a la tercera, que son los Man–
damient.os.
M.-Con mucho acierto obras al deserur esto, pues con
fe
y esperanza, sin ca.ridad, [258] que consiste en guar–
dar estos mandamientos, nadie puede salvarse.
D.-¿ Y por qué habiendo tantas leyes y mandamientos
en el mundo entero y <en la Iglesia Nuestra Madre, han de
ser precisamente estos diez los que han de ser antepuestos
a los demás?
·
[259] M.-Podríamos aducir muchas razones para apo–
yar esta precedencia de los Diez Mandamientos: a) por haber
sido promulgados por Dios para uso nuestro, primero por
El mismo en los corazones de los hombres, y después en
, las dos tablas de piedra; b) por ser esta Ley la primera
y
como la fuente de donde dimanan todas las demás ; [260]
c) porque esta Ley ha de ser observada por todos, no ya
701