[248.-251]
D.-¿ Por qué añadimos "y no nos dejes caer en la ten–
tación"?
M.-Porque también a todos los que nos han ofendido po–
demos de algún modo considerarlos como deudores nuestros.
[248] Esto es lo que decimos a nuestro Padre: "Perdóna–
me, Dios mío, los pecados que he cometido contra vos, así
como yo perdono a los que me han ofendido." Pues de la
misma manera que nosotros perdonamos las ofensas inferi–
das a nuestras personas, así también Dios ha de perdonarnos
a nosotros las que le hayamos inferido a El, mientras que,
por el contrario, si nosotros nos negáramos a perdonar a
nuestros prójimos sus ofensas hacia nosotros, [249] Dios
Nuestro Señ,or se negaría también a perdonarnos nuestros pe–
cados para con El, diciéndonos: "¿Cómo quieres que yo t e
perdone, si tú no lo haces con tu prójimo?"
D.-¿ Y qué sentido encierran las palabras: "y no nos de–
jes caer en la tentaci<f>n" ?
M.-Por esta petición pedimos la ayud_a del Señor,
como precaviendo y antes de vernos en el trance inminente
del mal o del peligro, [250] pues por las tentaciones incu–
rrimos en grandes pecados; y has de saber que lo que nos–
otros pedimos a Dios es que no permita que no8 veamos pre–
sos en las redes de la tentación y vencidos por ella, recono–
ciendo, al propio tiempo que esto pedimos, que el demonio
puede vencernos y acudiendo precipitadamente por eso a Dios,
a fin de que no permita que caigamos
ni
sucumbamos en la·
tentación. O sea, que has de convencerte de que nosotros no
podemos en absoluto ser vencidos por el demonio, si el Señor
no lo permite.
[251] D.-Ahora bien, al decir "mas líbranos de mal" ,
¿ de qué mal es del que aquí se trata?
M.-El sentido de estas palabras estriba en pedir a Dios
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