[252-255]
que nos perdone no ya sólo los pecados que hemos cometido
contra El, sino que nos ayude y proteja y libre de los que
en lo sucesivo pudiéramos cometer, lo mismo que de los
males y desgracias presentes. Date cuenta con cuánta sabi–
duría Dios Nuestro Padre nos enseña a pedirle que nos
li–
bre [252] de todos los males a que pudiéramos estar ex–
puestos en cada uno de los trances de nuestra vida, sin que
esto quiera decir que necesariamente haya de inmunizarnos
contra la pobreza, las enfermedades o las persecuciones, por
ejemplo; pues con frecuencia acontece que lo que nosotros
pensamos como bienes para nosotros, a eso mismo. Dios lo
considera como perjuicio, y viceversa. [253] Pedimos, pues,
según esto a Dios ·Nuestro Señor, tal como El nos ha ense–
ñado, que nos libre de todo lo que El estime nocivo a nues–
tro .bien.
D.-Y la pafabra "amén", ¿qué significa?
M.-Así sea. Ya te dije, como recordarás, que en el símbo–
lo de Ja Fe significaba "así es, y así lo creo". Aquí, en el Pa–
drenuestro, quiere decir "Hágase así, como yo pido que se
haga". [254] De seguro que, después de lo que te he di–
cho, ya estás impaCÍ'ente por recitar completo y de corrido
el Padrenuestro. Pues bien, para hacértelo desear más toda–
vía, te voy a referir lo que sigue:
Un Obispo vió en sueños a un niño que, pescando en un
lago con un anzuelo de oro, amarrado al extremo de un sedal
de plata, sacaba a la superficie una mujer bellísima,
de rostro y de presencia seductores.
[255] Trasla–
dóse el Obispo a la iglesía, y allí topó de nuevo con el niño,
sentado sobre el sepulcro de su madre. "¿Qué haces?"-le
preguntó-. "Estoy rezando el Padrenuestro por el alma
de mi madre." Y entonces se dió cuenta el Obispo de que, en
virtud de aquella oración,
la
madre del niño había salido del
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