COCAVí
formaciones continentales buscaron los valles de
Zacoalco y Sayula, y otros, que permanecían tran–
quilos y llenos de vegetación cuando todavía las
.aguas del océano cubrían, en gran parte, el te–
rritorio nacional. Si tales hombres fueron los
fa–
n;iosos
quinametin,
representantes mitológicos de
los otomíes, según PLANCARTE, o los nahoas pri–
mitivos, u otros aborígene(l ignotos, es algo que
está aún por averiguarse. Lo que sí está fuera
de duda' es su antigüedad remotísima... P a rece
que en la época pre-tolteca los COCAS formaron
una gran nación y que
des~ués
de colonizados
por los toltecas se conservaron fuertes y bien or–
ganizados al igual que otros pueblos chimalhua–
canos, ya que fueron un factor muy importante
en la rebelión general de las colonias, que en
gran parte contribuyó al desquiciamiento y total.
ruina del poderoso imperio tolteca y a la eman–
cipación política de los diversos pueblos subyu–
gados... Se han asentado, entre otras inexacti–
tudes, que el idioma coca fue dialecto del azteca,
lo cual es un error manifiesto. Basta recordar
que muchos años antes de que los aztecas em–
prendieran su larga y accid·entada peregrinación
hacia el Valle de Méjico, ya la lengua coca era
hablada en varias regiones del territorio chimal–
huacano. Los aztecas fueron considerados siem–
pre en él como advenedizos, según el común de–
cir de los hisotriadores regionales, y durante mu–
cho tiempo los idiomas nativos no llegaron a mez–
clarse con los de los advenedizos.'.'-(DÁVILA GA–
RIBI, en
ln<Vestigs. Lingüists.,
t.
m, pp.
261-63 ) .
COCAVí. m. Provisión de coca y, en general de
víver'es, que lleva consigo el viajeró, principal–
mente el campesino, en el Perú.
COCAVíN. m. En Chile, entre el vulgo, cocAví.
COCAY. m. Nombre que se da vulgarmente, en
Yucatán, al cucayo o cocuyo, que en Veracruz
llaman
cocué.-("Es
vocablo maya, pero quiz4s
procede de otra lengua de Centro América, po–
siblemente en las Antillas. El hecho es que en
varias lenguas indígenas en un enorme territorio
de América, con ligeras variantes fonéticas, la
luciérnaga tiene el mismo nombre derivado de
una antigua forma que fue adoptada por ellas,
m9dificándose según su morfología."-BARRERA
VÁSQUEZ, en
Mayismos ... de Yuc.)-Cucayo, co–
cuyo, cucuyo
son formas diversificadas tal vez de
este vocablo original.
'
COCEADO~.
m. Nombre vulgar que en Colombia
se da a una planta piperácea de propiedades te–
rap~uticas
como antiblenorrágico y hemostático.
COCEAR. tr. En Méjico, en albañilería, trasmitir
el arco el empuje de sus dovelas a otro arco, o
a pared o estribo.-2. En Argentina, malicia,
sospecha. /
COCEO. m. En Méjico, acción y efecto de
cocear
un arco.
COCIDURA. f. En Chile, COCEDURA.
COCINARSE. pr. Cocerse, ablandarse.
COCINAS. m. pl. Tribus guajiras y salvajes, com–
·puestas por salteadores y ladrones, que aun hoy
habitan en parte de la Península de Guajira, en
territorio de Venezuela y Colombiá.
J AHN (O
b- cit.)
habla de ellos en estos térmi–
nos: "Con respecto a estos terribles COCINAS, de–
be ac;Ivertirse, en
p~imer
lugar, ·que su nombre
significa en lengua guajira: "ladrón", "saltea–
dor". No son una tribu, ni siquiera una parcia-,
lidad especial, como suponen. Es con relación a
estos indios que se ha incurrido en los errores
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COCINAS
más extravagantes, ,y hasta se les ha acusado de
ser antropófagos. M. RECLUS dice en su obra so–
bre la
Sierra Ne<Vada de Santa Marta.
"Les CO–
CINAS ssm anthropophages, et ríen n'effraye plus
les guagires que la pensée d'etre rotis et devorés
por eux". Este aserto es del todo falso
y.
ningún
hecho lo comprueba. Es cierto que los Guajiros
no dejan de temerlos, y que no se ·atreven a pa–
sar por su territorio sino en número suficiente
para defender sus rebaños y. haciendas, cuando
emigran al sur; pero sil temor no pasa del muy
legítimo que ·el ladrón inspira a todo el que po–
see bienes de fortuna. En efecto, es ·difícil ha–
llar a un Guajiró que no tenga algún pariente
entre los COCINAS. Martín (o Martiana, como es
su nombre indio), uno de los caporales más po–
derosos del país y jefe de los Josayúes, es her–
mano de Masapaín, uno de los jefes más temi–
dos de los COCINAS. Por otra parte, Tomás Aourn,
jefe de los Pushainas y Apiapá, es hermano de
padre del formidable Yoruj ama. Estos COCINAS
no son ni más ni menos que una horda de sal–
teadores que han sido expulsados de sus ·parcia–
lidades por pendencieros, asesinos y ladrones, y
obligados, por ·tal razón, al pillaje para ganar
la vida. En su propia defensa, y para tener me–
jor éxito en us correrías de bandidos, se reúnen
en grupos más o menos numerosos con jefes re-,
conocidos, y así se hallan en la aptitud de llevar
a cabo sus expediciones merodeadoras. Contando
con bastante fuerza, se arrojan de improviso so–
bre partidas menos numerosas e indefensas, arre–
batándoles cuanto poseen. Entre ellos no haJ' res–
peto de una banda a otra, pues los COCINAS se
roban unos a otros, siempre que pueden. El Gua–
jiro que tenga algún pariente entre ellos, cuenta
con seguridad solamente, por parte de la peque–
ña banda, en que éste se halla afiliado. Los Gua–
jiros
trafica~
con ellos, y a menudo logran que
les sean devueltas las reses que les fueron roba–
das. El territori.o de los COCINAS, por excelencia,
es la serranía de Cojoro hasta la Teta, y una
angosta faja de tierra que atraviesa las llanuras;
CQmo refugio ocupan también las .montañas de
Oca, sobre todo en sus correrías por la parte lla–
na de la Península. El territorio al este, hasta la
serranía de Macuira, está sujeto a sus deprava–
ciones, principalmente entre Ciapana
y
la laguna
de Tucacas. Sus principales jefes son Alyechi–
para de Yoruj ama, como con frecuencia él mis-
' mo se nombra; Uriano, que gobierna en los al–
rededores de Anaipana
y
Yuripiche,
(y
dicen
' que es
el
peor y el más temido de todos ellos) ;
Perón, un Arpushaina, que se ha apoderado del
distrito de Cojoro; Masapaín, un Josayú, hace
inseguro todo el país cerca de la Teta; Meregil–
do, un Sapuana que infestó antes el vecindario
de Las Fuardias, está ahora establecid.o en Gua–
rero, y ';unot con sus_compañeros . se ha domado
por medio del trato con los venezolanos.. Ha–
llando que una vida honrada le deja rriás
ven–
tajas, ha cambiado de profesión y dedicándose a
la cría y a la agricultura. Los
COCINAS
poseen
numerosas plantaciones de Anaipana, al lado del
mar y algunos rebaños; pero,
com
roban más
de lo que crían se deshacen de ellos cuanto antes.
Practican con especialidad la confección de las
aimará,
o flechas envenenadas, que dan en canje
a los
Guajiros
por géneros. Un
tungal
o manojo
de 24 flechas vale 8 varas o sea un corte de tela
de algodón.