y
con1u~gar
y regresar ese
n1i~n10
día al
sitio
don–
f!e nuevainente sería
fa
vc,recidf,
cou Ja celestial
.
.
,
'
apa rtc1on.
El indio es por natura1t·za
reservado,
poco co-
1nunicativo, especiahnente
cuando de por n1edio
l1ay
cosas
que
atañen bien o
1r1al
a su persona,. Es
de suponer que Quispe impuso silencio
A
su
fatnilia
sobre todo lo ocurrido
y
todos sus 1nien1bros, lle-
'nos de un santo orgnllo, tnirando co1nn el tnayor
de todos los honores que sobre ellos podía recaer
la elección del cielo para con uno de sns parientes,
guardaron la
m~s
absoluto
reserva
sobre
todo lo
que habían
oia _· .
De no ser así toda
la
población
de
Chincheros
se habría trasladado a
fluanca en
piadosa peregrinación,
arrastrando
a todas
las
gentes que
encontrara
a su
paso,
con
io ·que
Hunn–
tza habría venido a ser lo
qne
es
hoy, cuarenta
y
cineo años antes de las
apariciones
a Valero.
Pero en los
designios
ine~
·,1tables de Dios,
que el hombre jan1ás logrará penetra
r
1
el con1ien–
zo de un culto
solemne
e~taba
reservado para
otros tien1pos
y
para otras
-i1·eunstancias.
Por
el n1on1ento el Señor se contentaba con la adora–
ttión de una modesta familia de indígenas de un
pueblo distante que venflría en a n1orosa visita
l1asta
la Roca del
n1ilagro a vaciar a· sus
di vi-
11as
planta toda
la
sencillez
é
ingenuidad
:le
sus
corazones de armiñoº
Pasados,
pues,
los prin1eros días
y .
repuesto
Diego de las grandes in1presione recibidas, se dis–
})Úso a dar cumplimiento a:, mandato
divino,
acer–
cándose a su Cura
Parroco
para contarle
n1inucio–
sa
n1ente
todo
]0
suced!do y rogarle . lo preparara'
a
él
y
a toda su
fan1ilia
para la
recepción de los
· Santos
Sacran1entos,
I~egía
Jos destinos
e~piritua1es
de la.
extensa
parroquia de
('hincheros
un
piadoso
sacerdot.e,
n1oq
delo de abnegación
y
caridad
y
dechado ·de
virtu~