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ERNESTO MORALES
escritos, se echa de ver que unos ban tornado de
otros lo que dicen; siguiendo a los primeros los
que despues de ellos escribieron fiados de su fe y
autoridad, sin ponerse a examinar la verdad de lo
que hallaron ellos."
Como se ve, el tono del cronista es seguro. El va
a hablar de lo que vi6 y oy6, de lo que observ6
y dedujo con discernimiento propio. El esta bien
informado: Cincuenta y siete afios de andanzas
por tierras del Nuevo Mundo - desde 1596, afio
de su llegada, hasta 1653 que termina su histo–
ria - hacen de
et
un testigo al que merece oirsele.
Ademas, su inclinaci6n lo lleva a observar, sin
animo de escribir primero, y bacifodolo ya cuan–
do el cumulo de observaciones se le rebosaba de la
imaginaci6n amplia, pluma afuera: "ayudandome
- dice - no poco mi natural inclinaci6n de saber
y esc.udrifiar los secretos de las tierras donde he
residido mucbo tiempo, con que be tenido lugar
de inquirir y contemplar despacio
la
naturaleza de
estas regiones, y frutos peregrinos que produ–
cen" ...
Llegando el afio 1596, tuvo el Padre Bernabe
Cobo ocasi6n de conocer
y
tratar a algunos de los
primeros pobladores del Peru, adonde arrib6 a los
sesenta y cuatro afios de su conquista. Conoci6 a
hijos de esos pobladores y, sobre todo, a indios
"que se acordaban de cuando los espafioles entra–
ron en
~sta
tierra: con quienes be conversado lar–
go tiempo, y me pudieron informar mucho de los