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12

ERNESTO MORALES

que se sacrificaban

pasiias

y

fiustas

y

acllas

y

hua–

huas;

mas no entendi6 el lenguaje de los indios,

que a las corderas

y

ovejas que se sacrificaban en

nombre destas o de otras doncdlas, se llamaban

pasna, cbusna

y

fiusta,

y

las que en nombre de las

mismas

acllas,

se decian tambifo

acllas;

y

el corde–

rico se llamaba

buabua,

niiio. Y

q"l-l~n

no repara

en los tropos

y

figuras que tiene esa lengua, diri

siemprt una cosa por otra,

y

hara errar a todos los

que le siguieren" ( 1)

Volvamos a las virgenes del Sol:

Semejante a la casa del Cuzco, babialas en todas

las provincias, aun las mas apartadas del imperio.

Pero las que entraban alli no eran

acllas

de sangre

real

y

no estaban destinadas al

Inti,

sino a su bijo:

el Inca. Ellas debian ser sus mujeres,

y

una vez

que lo fueran, podian volver a su lugar, donde

eran recibidas con gran veneraci6n.

Las

acllas,

tanto las destinadas al Sol como al

Inca, eran inviolables. Castigos terribles amenaza–

ban a quienes las osaren: "el que se ballaba culpa–

do en

et,

y

aun el que solamente lo intentaba, le

quemaban vivo con la misma mujer si tenia esta

culpa,

y

mataban a sus padres, e bijos

y

bermanos,

y

a todos los otros parientes cercanos,

y

aun basta

a las ovejas del tal adultero;

y

demas de esto des-

( 1)

Relacion de las costumbres antiguas de los naturales

del Pini,

publicada como de autor an6nimo, pero debida al

Padre Blas Valera. Pag. 188

y

189.