LA
falta de escritura entre los Incas, ha becho
que se pierdan las manifestaciones de su prosa na–
rrativa. El C:elo dogmatico de los conquistadores
que entraron a destruir
quipos,
bizo tambien que
los
amautas
sobrevivientes de la catastrofe del im–
perio no pudieran trasmitir nada a los pocos cro–
nistas que interesabanse por inquirir sobre aquellas
cosas. Se han conservado poesias - aunque pocas
tambifo - porque es mas fcicil retenerlas en la
memoria. Huaman Poma de Ayala y Pachacuti,
cronistas aborigenes que amaron su tradici6n, ban
dejado ejemplos del alma de esta, reproduciendo
cantos e himnos. Tambifo el padre Blas Valera
y fray Martin de Morua, intuyeron lo que intere–
saria al future saber acerca del espiritu creador de
esa civilizaci6n, en camino de ser extinguida, y en–
riquecieron sus cr6nicas con elementos del folklore.
A fray Martin de Morua se debe el unico ejem–
plo de prosa narrativa que nos baya quedado de
aquella literatura, posiblemente abundante, bella
y, sobre todo, original, pintoresca. Su
Historia
de los Incas, reyes del Peru
fuf terminada en 1590