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ESTUDIOS INCAICOS

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no por eso barbara. Tampoco eran pecadores, in–

fieles e idiotas como alegaban quienes los trataban

como a bestias feroqs. Ambos hombres de pensa–

miento

y

conciencia coinciden al juzgar la Con–

quista: Las Casas con indignacion, sentimental–

mente; Vitoria con vigor, logicamente. Vitoria no

quiere la anexion de las lndias, sino un protecto–

rado. No quiere que se les Ileve la guerra sin que

ellos atacaran antes

y

aun en este caso extremo, el

triunfo no da a los espafioles el derecho de des–

truirlos, "porque las guerras, dice Vitoria, son cau–

sadas, generalmente, por la falta de los princi–

pes". . . ( 1).

Hubo quien sostuviera que los espafioles tenfan

derecho a apoderarse de Americ.a porque se hallaba

sin duefio a su Ilegada. Vitoria le refuta:

iNo

po–

drfan haber invocado Io mismo Ios indios, en el

caso de que un Colon de su raza hubiese desembar–

cado en Espana?

Tanto Las Casas como Vitoria, en todo mo–

mento, bablaron teniendo en cuenta solo el dere–

cho de gentes, no los intereses comerciales de los

encomenderos

y

sus complices Ios cortesanos. Am–

bos son pacifistas, no se quedan cortos en conde–

nar la guerra, mas la Ilevada contra los indios, seres

pacificos a quienes se bubiera podido evangelizar

(I) En una ocasi6n el rey Carlos V.

alarma.do

por las

palabras de! padre Vitoria, le escribi6 una dura carta repro–

chandole el haber tratado ciertas cuestiones de modo que po–

drfan producir inquietud y perjudicar a Ia Corona.