Table of Contents Table of Contents
Previous Page  126 / 210 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 126 / 210 Next Page
Page Background

122

E R NEST O M OR ALES

un monarca. lmponian su religion, su idioma y

SU

gobierno a los conquistados, comunmente tri•

bus salvajes, y entonces, y apoyandose en ellos,

continuaban su lenta y segura obra de absorcion.

Esta obra esti llena de intenciones de paz. Se–

guramente, en la realidad no pudieron realizarlas'.

Los tiempos y los pueblos eran demasiado sal–

vajes y la violencia fue el arma mis eficaz para

convencer a los rebeldes sobre las excelencias de su

religion, su idioma y sus instituciones. Sin em–

bargo, aunque el estado de guerra, sobre todo en

las fronteras del imperio, haya sido el

estad~

ha–

bitual, la violencia incaica aparece singularmente

moderada, no solo si se la C'onsidera en compara–

cion con el imperio azteca, sino aun con la de

los conquistadores europeos. lngleses, portugueses

y espaiioles demostraron no conocer ni practicar

esta prudente maxima de uno de los soberanos

Incas: "No debemos destruir a. nuestr'os enemigos,

porque perdida nuestra seria, ya que ellos y todo

lo que les pertenece seri nuestro". Para coger el

fruto, los conquistadores incas no derribaban al

irbol, como hacian los europeos.

Quebrada la fuerza de un pueblo, comenzaban

los incas su obra de civilizac.ion imponifodoles la

religion solar, pero sin negar ni destruir sus ido–

los. Tambifo respetaban sus costumbres, siempre

que estas no fuesen atentatorias a las leyes incas:

combatieron duramente la antropofagia y la so–

domia. Y por ultimo se les enseiiaba el

Runa simi,