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menhires, entre ellos el más interesante, el mismo
que hoy se alza en el Parque de nuestra ciudad de
Tucumán.
En el Museo de Santiago del Estero hemos visto
otros, provenientes de la colección de Alejandro
Gancedo, nos parece. Son éstos,
m~rnho
más delga–
dos que el nuestro y debieron ser más bajos, aunque
están quebrados. Son distintos tambi én; pues en
éstos se trata simplemente de una piedra lisa que
._
.
.
tiene en la parte superior esculpida toscamente una
cara, cuya característica es la enorme
i~ariz
acar–
nerada. Más que la nariz de un indígena, parece la
nariz caricaturada de un inglés...
" ·
5.
Petroglyfos.
-
Las inscripciones
y
figuras en
rocas abundan en
Ja
región diagu.ita..
Pa~~a
hacerlas,
los indios empleaban el grabado y la pintura. Entre
los petroglyfos pintados, de los más interesantes sin
1
duda, son los del 'soberoio fresco' de la gruta de
C(fl-
raJiua~i,
en Guachipas de Salta, descrito y reprodu–
cido en colores por Juan B. Ambrosetti
(op.
I). Es
un grupo de figuras en blanco, . amarillo, gris-mora–
do y café; la mayor parte parecen guerreros, con pe–
nachos de plumas; la.s otras son
llamas,
escudos,
y .
alguna mujer... Según ·Ambrosetti, se trata al pare–
cer
«
de una invasión incásica que o llegó basta allí
o siguió hasta el Tucumán, y que el pintor. de
Car~- .
hiiasi
trató de representar con
su
criterio y a sn ma-
. . nera
»
(
op. cit.J
pá,g.
329). Por nuestra parte - sin
contradecir la
opjnió~
autorizada de Ambrosetti -
'