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EN LA TIERRA DE LOS INCAS,

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con una pared exterio1· no interrumpida y .sin ventanas, sal–

vo raras excepciones. La entrada, en todo caso era ancha

y elevad

á,

pncliend o nn gin.Ate pasa.r· lib1·.emente por ella. El

dintel era siempre

n~ pe~ado

tablón

~e

¡.;iedra,

y

en él se es–

culpían, figuras;

lo

mism~)

que en las jambas, predominan–

clo las de

,<;~rpientes,,

quizás porque entre los peruanos, como

en otros pueblos, la' serpiente enl un símbolo del Sol. Es e–

vidente que estas entradas se cerraban con puertas de al–

guna

cla~e,

pues q Liedan restos como ·de goznes

y

dispo·siti-

vos para atrancar.

. ·

.

Las paredPS de estos edificios, lo mismo que las de las

terrazas, son lig·eramente inclinadas hacia adentro,

y

en al–

gunos casos, se adelgazan en la parte alta, · Las paredes del

Cuzco son torlas de piedr·a labrada

y

de la .traquita

(1)

de

Anda.hna,vlilla-R, que siendo de granos gruesos produce mE)–

jor adhesión entre los bloques lo que no ocurriría ·emplean–

do otr·as piedras. Estas son de

diver~os

tamaños en di–

fArentes

constlí'ut~ciones;

su longitud varía de uno a ocho

pies

y

~u

Aspesor de seis pul!radas a dos pies

y

están coloca–

das en hiladas regulares. E tamaño de las piedras, por lo

general, disminuye de las hiladas inferio;rres a las superiores,

produciendo un efecto a,gr·adable de graduación. Las juntu–

ras son de una pr cisión desconocida en nuestra arquitectu–

ra

y

no ia-ualada- eri los monuliDentos del art.e antiguo en

Europa. La afirmación de los antiguos cronistas sobre que

la exactitud con que eRtaban

ensamblada~

1as piAdras de al–

~;nnos

edificios era t0>l que era imposible introducir entre

e–

llas la más delgada boja de cuchillo o el alfiler más fino, pue–

de admitirse como est,¡·ictamente verd.adera.

(2).

En mate–

ria de labrado

y

juntura de piedras, nada hay en el

mund~

que pueda superar la maestría y precisión que ostentan los

muros incaicos del Cuzco. Todas sus construcciones mo–

dernas-y las hay muy notables-parecE>n rudas

y

bárbaras en

comparación.

·

En los edificios que voy describiendo no se encuentra

cemento de ninguna c1ase, ni la má.s remota evidencia de

que se hubiera empleado alguno. Las construcciones en que

se empleó arcilla perajosa, mezclada quizás con otros ma–

teriales adhesb·os, para unir piedras brutas en un bloque

permanente de pared, son de un

carác~r

muy diferente del

'

(1).-Las cantems de Rurniccolcca son de basalto de hipe?·esteno. Véase

la nota ante1·io1·. Nada nuevo dice este nombre ul . espíritu, pe?·o es el qtte co–

nesponde a la

?'oca.~N.

del T.

{e).-..ilf1·.

Bingham compa?·a la exactitttcl matemática de estas

iuntt¿–

ras con la adherencia del tc¿pón de rid?·iu de tmj1·asco depf!fft¿rne.-N. élel T.