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EXPLORACION E !NOIDENTES DE VIAJE
ccampata donde el primer Inca edificó sn
pala~io,
· hasta la
confluencia de los dos ríos metafóricamente llamada Pu–
macchupan o la cola del Pur.:n::t. Dentro de esta área, sobre
un terreno que por delante desciende hacia el valle
y
por los
costado¡;: hacia los ríos, tuvieron sus resioeneias los. lina.jes
o familias reales, Aquí se encontraban los palacios oe los
Incas, las
ca.~:as
dedicadas a la
in~tl'Ucci6n .
los gTandes edi–
ficios en que tenían lugar las fieKtas, el Convento de
la~
Vír–
genes del Sol,
y
más abaio ha.cia Pumacchupan en la sec–
ción llam::td::t Ccol'icancha, o lugar· del Oro, el suntuoso
Templo del Sol con sus capillas dedicadas a la Ln11a, a las
Estrellas, al Trueno, y al Relámpago. Fué aquí, donde cles–
pués de la Conquista, Jo¡;; principales
conqaista.dm·fi,-.:;
(
1 )
ob~
tuvieron sus
repartimientos
de tierra
y
edificaron RllS
re~i
dencias advenedizas sobT"e las ruinas de loR pah1cioR incai–
cos. Sobre las imponentes portadaR de los edificios incaicos
que cotJ.servaron como puertas de loR suyos propios, pode- .
mos ver aRn, esculpidas en allto relieve, las ar111Rs de los
Pizarro, Almagro, González,
~uiñónez ,
La Vega, Valdívia,
Toledo,
y
tro awentureros gne por algún tiempo pr·eten–
dieron emu ar en pompa
y
fau~to
a la anterior ci,·ilizació.n
que dislocare n (2)
Por una coincideu.cia
qt~izás
no del
to1~0
casual,
SP.
esta–
bleció el éonvent o
ae
Saiilta Catalina en el mismo sitio
y
conservando los muros de Acllahu::tsi o del palacio Je las
Vírgenes del Sol y está consagrado aún .a las vestales de
una nueva religión. El Templo mismo del Sol se ha conver–
tido en Convento de los Frailes de Santo Domingo, quienes
en número insignificante prolongan una vida inútil entre
sus clásicos y grises muros-una ruina sobre otra ruina,
una fé decadente, expirando entre las mpertas y frías ceni–
zas de una superstición primit.iva. La catedral del Cuzco se
eleva en el mismo sitio donde el octavo Inca Viracocha,
mandó constuir un edificio destinado a las fiestas popula–
res, e.Q que un regimiento entero podía maniobrar, que sir–
vió de refugio
a
los
po ~os
soldados de Gonzalo Pizarro,
cuando el desesperado intento de los peruanos de recuperar
el imperio y de restaurar la mona!'quía de los Hijos clel Sol.
Aquí, see;ún la leyenda, refrendada en arcaicas esculturas,
sobre la puerta de la capilla de
SF~.ntiago,
descendió éste, vi–
sible y tangible sobre su caballo blanco, y con la lanza en
(1)
Se
coons~rva
la let1·a CU?'SÍva pa?'a indica?' que las palabms están en
castellano en el O?'iginal.--N. del T.
(2)
La desc1·ipción técnica de los blqsones del Cuzco, puede verse en el
libro "La Ciudad de los :Jncas"·del Dr.
J.
U1·iel Ga?"Cía. Edit01''ial H. G.
Rozo-s. Cuzco.-N. del T.