EN LA TIERRA DE LOS INCAS
21
toros, que constituye la delicia de ln.s g·entes tanto en
la Costa como en la oc'ierra. La plaza del pueblo había sido
encerr-ada,yel toro con un tl
'a.porojo en la espalda.y los cuer–
nos cargados de cohetes salió a la. plaza. En seg·uida comenzó
la tort.ura del animal. El mOJttarlo
y
corredo a lrededor
de la plaza, el reventarle los cohetes, el clavarle pa los con
arpones para irritarlo y acosarlo, en tanto que el hacer qui–
tes, a su ciega furia, parecía constituir el lance principal de
este pasatiempo. ·
En Santa Rosa se amenizó .la fiesta amarrando un cón–
dor en la espalda de uno de los toros, que espantado con
el vocerío, el movimiento
y
las flxp losiones, comenzó aba–
tir los flancos del toro con sus fuertes alas y a desgarrarle
la piel con su terriblr! pico. Después que el cóndor y el to–
ro quedaron extenuados de fn.tig·a, y el pri""Uero , con los
flancos sangranteR y la lengua afuera se paró en un rincón,
a más no pocl er, un indio Re apoderó dd cóndor, recibiend.o
tan atroz picotttda en el bJ';
J.zo, que
ca~i
se lo ananca. Es–
te
y
otro c()nd · me fneron reO'a!a,dC>s
y
;yo lo::; envíe de
obsequio a l Parque Ce tr
1
de New York. Sin embargo, no
llep:aron a la e ta, se
·úl'l
lo.
expli car~
suficientemente la
siguiente carta del arri ¡·o
Pedn~
Lobo, enca:rg;ado de lle–
varlos :
"Mi
arno ·y sei'ío
~racDcha1!-Estoy
enft=lnuo. Le pido
perdón. Como Od. sabe soy pobre y mi familia enferm(> con
viruelas. Manuela murió hac:e mucho t,iempo. La Alfalfa
está muy escasa en el pueblo. ARí es que implom ¡;;n mise–
ricoedia,. Nu puedo h<tcer otm
co;:;~:~,,
8llo ocurrió así.
Fué en la Pa.mpa de 'l'ungaRnca . Uno de los pollos, el del
toro, arranc(> las orejas de la, mula Chepa que lo cargaba.
Ud. recordará de la CIH'p8. porr¡ne t Pnía
la
cola corta. Hi–
zo tiraR de mi poncho y me hirió horribl ente. Le pido otra
vez perdón porqne el pollo se fué Yolando.
Od . sabe que el maíz cue ta mucho y como le tengo di–
cho, la pobre Manuela se murió con viruelas. Está habien–
do reclutamiento para el ejército . Yo n() sé lo que me suce–
derá. Hay sarampión en mi pueblo
y
los camin o .; están
muy mal; más cuando el pollo del toro se fu é vo land0, el
otro hizo lo mismo. Ya sé que en Santa Rosa dir·án que
yo corté las ama.rras. Así puede pa1·ecer. Pero mi amo
y
señor Viracocha Ud. no debe creerles; pues
bf¡,y
poca a l–
falfa y no hay maíz en el P'Jeblo ; y hace muchos años que
Manuela murió
y
ya no digo nada del sarampión de quien
ta
VirgPn libre a vuestra merced. Por lo tanto pido a Ud.
perdón".
·