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156

EXPLORACION

E

INC:IDENTES DE VIAJE

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pudieran Juorirse

y

un poco de c¡uinoa que cultivaba en un·a

quebrada.

lPjana. La vicuñ¡.).

y

las vizcachas, que encontró,

todavía encimn de nue:-:tras Í11ulas, resultaban un g-eneroso

e inesperado regalo para su misera.b!P. desJJensa,

y

no eludo

que ya hnbiera-ofrPci<io un bocarlo de coca en acci6n de gra–

cias a la divinidad im1íg:ena conpspond·iente Al dios de la

fortuna.

Remuneramos como puclimos a nuestra nUP\'R

amiga

y

ella nos sirvió de guía para volver al crtrnino del

que no::. habíamos separado, algo más ele una leg:na y media.

ReP-obramos nuestros calw llos pPr·o rstuYimos en pPli–

gro de perder nuestras \'idas.

Ya

er.~

bn,gtantp tarde cnan–

do llegamos al horrible desierto qne a.ntes habíanrn,.; tl'llZfL–

do dos veces. El cielo Psr.nha <:ombrío v éUnPnautd<'r·

Y

to–

das las señales eran

dt~

frío

y

telllJlPSt;id

La. per:-<pe;·tiva

no invitaba a la con

n~rRnci(m

y

e:Spo!Pamos a, nuestros

cabtLIIos que parecía.n e;om¡Jl·pnder

In

~itnntión

y

trntnban

Jo más que podían vor la

p17nr1

pPdJ·pg·o~a.

Inmediatamen–

te comenzó la lluvia, convirtióndoRe

rápicln~llPllte

en agna–

uirwe que

eH

ía ell ho jas r·eg:adoras qne se collgeln bm1 sobre

nuestros Vf'l'ltlicl

, .

Jh onto desApareció toda sPñal del ca–

mino

y

una bln ca f'tíbnna se extendió en torno de noso–

tros llfl sta. l ond

alta

nw ba JJuE>stra. vista. Detenerse Pra

para cono· 1-arse

y

, fguir adela11te era Yagar en un desierto

descunoc

·a

o.

·

Nos abandonamos por completo · a ser guiados por

nuestros a nimale!; ) •·Ka poleón " t,mn

(>

hpr·oica mente 1a lle–

lantera.

Segnimos,

a<lPlarlt(~

haeiPnclo

cru~dr

la niPvP. a

nuestro pasu, hasta que o!Jse;n rPció IJO r com plet.o,

y

euton–

ces notamos qne está,barnos dP"cenclien<lo rápidamente, por

lanranera de cnminnr en

zi~·zflg-

y

paraabAjodenne~trol"ani­

maleR. Estos se dttuviPron por fin

y

C'reín10s h11ber llt•gado

al sitio en qne

h;-~bínnws

aca1npado la noch e nnterior. . PPro

a la luz de un papel retorcido que

erwPndimo~

•con el único

f6sforo que escapó ele rnojarsP Pn el bobillo üe D. pudimos

ver· r¡ue nos encont-rá.hamos en una qnebmcla llena de gran–

des rocas

y

r¡u e !lile tros nnin1alPs estAhfln en peligro de

moerte si daban

1111

p<tso más adelantP. L

as lws

tins se api–

ñaron junto a nosutl'lls

y

pasamos de pie.

n.po,

vados a sus

cuellos mojarlos. toda nc¡uelln. noche intenn

inal,J

e

y

horro–

rosa,--¡ho, cuán lnrg·a

y

t~>rribiP!--ha¡;;t¡;L

(jiH'

el ,· ol lljliHPció

de entre las nnlws. solll·ecar¡rado ele Hif-'ve

y

reldandeci6

nnest.r·os

Ye~tidm;

tiesos e inflexihiP.s.

Ya.

ce1·ca

del

Illi:'dio

día llegamos, al canliilO que seguimos hasta la t.arue, hora

en que nos

en c ontríllliO~

con

llll

indíg-ena qne nog traía. pa_

nes

y

charqui

y

que era uno de los varios mensajeros que C