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EXPLORACION
E
INC:IDENTES DE VIAJE
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pudieran Juorirse
y
un poco de c¡uinoa que cultivaba en un·a
quebrada.
lPjana. La vicuñ¡.).
y
las vizcachas, que encontró,
todavía encimn de nue:-:tras Í11ulas, resultaban un g-eneroso
e inesperado regalo para su misera.b!P. desJJensa,
y
no eludo
que ya hnbiera-ofrPci<io un bocarlo de coca en acci6n de gra–
cias a la divinidad im1íg:ena conpspond·iente Al dios de la
fortuna.
Remuneramos como puclimos a nuestra nUP\'R
amiga
y
ella nos sirvió de guía para volver al crtrnino del
que no::. habíamos separado, algo más ele una leg:na y media.
ReP-obramos nuestros calw llos pPr·o rstuYimos en pPli–
gro de perder nuestras \'idas.
Ya
er.~
bn,gtantp tarde cnan–
do llegamos al horrible desierto qne a.ntes habíanrn,.; tl'llZfL–
do dos veces. El cielo Psr.nha <:ombrío v éUnPnautd<'r·
Y
to–
das las señales eran
dt~
frío
y
telllJlPSt;id
La. per:-<pe;·tiva
no invitaba a la con
n~rRnci(m
y
e:Spo!Pamos a, nuestros
cabtLIIos que parecía.n e;om¡Jl·pnder
In
~itnntión
y
trntnban
Jo más que podían vor la
p17nr1
pPdJ·pg·o~a.
Inmediatamen–
te comenzó la lluvia, convirtióndoRe
rápicln~llPllte
en agna–
uirwe que
eH
ía ell ho jas r·eg:adoras qne se collgeln bm1 sobre
nuestros Vf'l'ltlicl
, .
Jh onto desApareció toda sPñal del ca–
mino
y
una bln ca f'tíbnna se extendió en torno de noso–
tros llfl sta. l ond
alta
nw ba JJuE>stra. vista. Detenerse Pra
para cono· 1-arse
y
, fguir adela11te era Yagar en un desierto
descunoc
·a
o.
·
Nos abandonamos por completo · a ser guiados por
nuestros a nimale!; ) •·Ka poleón " t,mn
(>
hpr·oica mente 1a lle–
lantera.
Segnimos,
a<lPlarlt(~
haeiPnclo
cru~dr
la niPvP. a
nuestro pasu, hasta que o!Jse;n rPció IJO r com plet.o,
y
euton–
ces notamos qne está,barnos dP"cenclien<lo rápidamente, por
lanranera de cnminnr en
zi~·zflg-
y
paraabAjodenne~trol"ani
maleR. Estos se dttuviPron por fin
y
C'reín10s h11ber llt•gado
al sitio en qne
h;-~bínnws
aca1npado la noch e nnterior. . PPro
a la luz de un papel retorcido que
erwPndimo~
•con el único
f6sforo que escapó ele rnojarsP Pn el bobillo üe D. pudimos
ver· r¡ue nos encont-rá.hamos en una qnebmcla llena de gran–
des rocas
y
r¡u e !lile tros nnin1alPs estAhfln en peligro de
moerte si daban
1111
p<tso más adelantP. L
as lwstins se api–
ñaron junto a nosutl'lls
y
pasamos de pie.
n.po,vados a sus
cuellos mojarlos. toda nc¡uelln. noche intenn
inal,Je
y
horro–
rosa,--¡ho, cuán lnrg·a
y
t~>rribiP!--ha¡;;t¡;L
(jiH'
el ,· ol lljliHPció
de entre las nnlws. solll·ecar¡rado ele Hif-'ve
y
reldandeci6
nnest.r·os
Ye~tidm;
tiesos e inflexihiP.s.
Ya.
ce1·ca
del
Illi:'dio
día llegamos, al canliilO que seguimos hasta la t.arue, hora
en que nos
en c ontríllliO~
con
llll
indíg-ena qne nog traía. pa_
nes
y
charqui
y
que era uno de los varios mensajeros que C