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EXPLORACION E INCIDENTES DI!: VlAJE

cribe en el cer·ro de Carrnencca ni en ningún otro de los que

rodeaban el Cuzco, en tanto que se encuentran muchas rocas

esculpidas y labradas, algunas de las cuales pudieron haber

servido o sirvieron efectivamente corno Inti-huatanas, so-

. bre los que el Sol parecía detenerse en su carrera o ser ata–

do por un momeuto y en su paso por

el

cenit bañados con

su glorioso resplandor.

Aquí tenemos indudablemente la conecta explicaeión de

los fines del Inti-huatana de Pisac que e::; un tipo de la:; '·co–

lumnas" de que hablan lo·s cronistas, por medio de las cua–

les determinaban los peruanos las épocas de los

~oli~tkios

y

el

paso del sol por el cenit. Los Mexicanot;' y Centro Ame–

ricanos, parece que hicieron mayores progresos·

ep

la tlstro–

nomía y eu el cómputo del tiempo, que los peruanos.

Pe

111s

construccionf'i'l, sin . dnrla alguna

religios.as

de las

qne fol'lna parte el

Inti-hnata.na

de Pisac, ascendimos al

gran pico central de ·la fortaleza. La senda es empinada

y tortumm, domiruHlfl coost.antemente por tones, y las

seccione~

más aug·ostas

faldeat~

los precipicios que por un

lado caen más

1

n

~ pie~

y por el otro se elevan a más de

quinientos pies, secciQmes en é}Ue uo puedeu pasar dos per–

sonas d frente y en que se siente vértio·os. El visitante

tiene quepa arpo estas sendas er,;t,rechFJ.s que del'de el va–

He no pGtrej:!gn sine líne s

~n

e[ plano Glel ptreaipicio a cuya

altura lo. cónaor·es se ciernen s0bre el abismo, teniendo que

inclinarse hasta rozar la, roca cou su h0rn bi'O.

Mis compañeros rehu::;aron en lo absoluto la travesía

y

tuve qne hacerlo acorupañado soléimente por un silencio–

so alguacil. Después de nn cua1·to de milla de mar·cha res–

piré con más libt>I'tad porqne la repisa artificial en su ma–

yor part.e se ensa neha un pocQ

y

llegamos a una escalera

que descendía tal ver. ciento cincne11ta pies,

ha~t.a

uua. pe–

queña torre qrJe :-;e elevaba como un centinela junto .a uno de

· los rebordes roensoR. de la montaña pasado el cual no pudi–

·mos ver. Un poco más allá de la torre

y

perfectamente do–

minada por sns troneras, la senda está excavada en la cres–

ta de la mea como para no dejar pasar sino a una persona

y eso de cuclillas. El acceso del pico central al oriental de

la-fortaleza sólo es posible por esta senda difícil y peligrosa.

El pico central solo es accesibte desde los otr·os picos o di vi–

siones,

v

por consiguiente süfil fortificaciones son menos

compliccidas.

~n

¡>ai·tetná,.s

~l:lta

es una supe¡·ficie plana de

c.erca de nn c:uárto de

¡;¡;<;.re .,

'SO.st~

nida

por rnuro::l de

piedr~

labrada,

y

está, seg·ó.n el ' barómetro a

±250

pies sobre el río

del valle de Yucay. Hay aquí nnmerosns señales del fuego y

es probable que desde este sitio dominante se trasmití11n por