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EN L A TTERRA DE LOS INCAS

lHI

cada

11n0

de los cuales

hn y

tones para los soldados y pro–

Yi~iínt

(IL-

piedras lis tA s para se r precipi t 1:1dus sobre los asal–

tun t es.

A

gramles iu te rYa los de la Ji ficu ltosa senda, y don–

de

hcty

espacio disponible se encnen

t·l'tLn

descansos o áreas

pavimentadas de quince a veinte pies pot· lado, rodeadas de

Hsientos de piedra pero siempre dominadas por alguna to–

l'l'e siniestra, con una puert.u en su basP, dentro de la cual

o

sohr8s::~lieudo

amenazadorar:nente, podeis ver las grandes

pit->dt·ns que necesitun sólo uu peq ueño iuqJnlso pa ro. caerso–

l~t·e

vuPstt·as

cabeza~;,

A

e::,u de una mit,ad de lA ascensi(m se eoronan las series

inferiores de acantilaoos

y

se llega a unos decli

\ '8t'

de conside–

rable extensiónconvt:!t'tidosen andenes de gmn belleza y per–

fecdónyqtwseextienden hasta

el

bor·de mi::;mo de los precipi–

cio:-o. Estos andenes están unidos p0r· escaleras por en medio

Je las cuales ¡.n.J .-;an estrechatwcequias, ·por las que baja el agua

no

~(>lo

para

la inig:aci6n de la::< t errazas s ino para la dotación

de los

¡·ps~rvorio s

conectadoR con los gTu pos iuferio¡·es de forti–

ficaciones. Pero también aqu í obse t·vamos que todas las

protulwrancias o escar padums de la rora

~to

s6lo tenían

paredes adosadas de piedra p<1ra ha cel'las in accesibles, si–

no estaban coronadas de to rre:-;, genera lmet'lte redondas

con ventanas de observación

y

otra::< por lits que podían

dispal'arse arm' s. ' sol:tar galgas. En las rt>p isas naturales

poco abundan tes, a )<:¡,s qne e.n

algt~nos

casos se llega sólo

mediante esca leraR, hay grup0s de edi fi cios largos y

·ango~S­

tos con altos mojinetes, enteramente próximos unos a otros

con economía característica de espacio. Eu pocas palabras;

toda parcela de terreno que pneda ::;et· sosteniua · por terra·–

zas

y

cultivada fué cuidadosamentí.' dedicada

a.

la agricul–

tura; toda vía de ascensión, excepto la -que los ingenieros

dejaron libre, estaba cerrada,

y

todo pun to dominante y

e~:~tratégico

estaba cuidadosamente for t iticado. No hay un

sitio hasta la cnmbre misma del primer

pi~o

de la montaña

c¡ue no esté dominado o protegido de alg·una manera por

un laberinto de obra:s qne casi clf.'sa fían al Ingeniero que tra–

te de trazar su plano

y

que no es posiLJie describir.

Entre el primero y segundo pico hay una. depresión,

silla o cresta un tanto estrecha pero nh·elada

t n

tal forma

por tenazas, que· ofrece espacio suficientfi para nn

~rup6

de edificios de piedra primorol'!amente labl'ada

indua~ble_mente de carácter

reli~;ioso

pues la gr·an fortaleza da Pisac

era casi una provincia

y

comprendía no sólo un ejército si–

no una numerosa población. ·calculo que las terrazas que

ioportan sus

andenes,

regadas por acueduct os constru1dos en