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F.N LA TIP.RRA DE LOS INCAS

123

cit1:;''. Gnrcila:-:o nos dice qne eran de pieclra., riquísimamen–

te labradas, ¡mef'tus

PO

los pa.t.ios o plazas qne había ante

lo::,; teru plos del

~o

l.

Los

~acet·dote~,

cua nd<>

:-:eu tían que el

equinoccio e:-:taba cerca. tení1:1n cuiuado

<le

mirar cada día

la suml>ra que la. ·columna

hada.

'1\mían

las ·columnas

}Jllestas

eu

el ce11tru de

nn ePt'CO

redondo

muy

gTaHde, que

tomaba tollo el ancho de

la

1•lnzu o dt•l patio; por medio

tld patio

~dtalmn

1111a.

raya

eh!

Ol"iell

te a J'uuieu te

y

c.mndo

la

sombt'.l.. tomaba la ra.:va medio a mP.i.lio. desde que salía

el

sollw~ta.

que ¡.;e ponía., y que a medio día bañaba la luz

del sol toda la col u111 na en derredo1·, sin h.acer sombra a

partP alg·una. cleeían que aquel día era el t>quinoccial. En–

tonce~ ndoJ'nt~ban

las columnas

~on toda~

las flores

y

hier–

bas olorosu s q ne podía.11 haber

y

p()nían sob1 e ellas la silla

del.Sol. "

Garcilaso se rene re a CiezA de Le0n

y

Acostfll para con–

firmar sus dichos, pero ellos_, 110 ob:-:taHte, t>stán ruuy lejos

<lf> hacerlo. Nos dice

<>1

seg·undo

u<>

:-:obre una. de las coli–

nas cerca del Cuzco había ..llOCH pila re:-:

(en lugar de dieci–

seis) colocados en orden, a tal dist.a..ncia nno ele oti'O, ql:e

.uno de ellos cada meA señalaba

la &i:llidu

y

la puesta del

sol. Llám1:1 banlos

SIU'canga

y

por med io de ellos fijaban

las fiestas y la!:' Ppocal' d' a sliembm y 'de la cosecha y de

otras labores;

y

ofl'ecia.n cter!Jo¡,; s

acrif

icios a estas colurn–

nas dPI sol. ''•

1

0

sé de una palabra

t.al

como

8Ur.canga

en la

IPngua Quechua,

y

probablemente

l'ué

e:-:tt~mpnda

en lugar

de

rul'ana ,

'·dedo". qne haría inteligihll-l

Rll

apli~aci6n.

Emn

manecillas o punteros del

~ol.

Cieza dice

C]IW

t.hles pilares

.o columnas o tones que él 1\a.mal>a

tol'rice/li

e.~taban

en la

colina.deCarmenccaal noroeste del Cuzeo

y

meramente

a~Z:re­

g·a que "set·vían para

mostra~·

el movimiento del Sol".

(1)

'reniendo en cuenta las exageraciones probables

y

las

informaciones errónens de Garcilaso poden1os muy bien

creer que las torres tle q ne él habla, los

piht~'<':O

mencionados .

por Acost.a y las

torricelli

de Cieza, eran :-:implemente lnt.i–

huatanas. Esta conclusi

ón e

stá apoyada. po1· el hecho de

no haberse encont1·ado re

:st.os

de las coustl'Ucciones que des-

(1)

Velasco, en su kistm·ia

de

Qitito, aji:rmn g'lte el

akr,

se

cletermiwJ.'bct

en aquella ciudad pm· medio de doce J>iliues que

~rerv·lan

de

ynom.o& 1J'L?'U.

nvn·ca?' el comienzo de cada mes, ?J que los sa<·udotes IIM1'Juti)(J,n el pila¡·

con flores el día en que indicaba el prit1.cipio de .cuela

m~.

Cit.a

1t

A costa

sob1·e qw: en el Cuzco habían doce

t<IJ'JU CIJ'lt

el.

mismo objdo.

lJice

qtte

en

Quito habían doce columnas en lu,ya·r

dt

cuatro, com.o en el

Cuzco,

Qlte

mar–

caban l08 solist-icios. c•.wndo

M

lw.dan sombra. Por sup«esto qu·iere decir

los equinoccios,-N. del

A...

·

.