EL OLASIOO E·TEtRNO
-¡.Ah,
la MAtriz!. ..
Es
el templo mejor de
Amé–
rica ... ¿No lo conoce usted
1
-
me dijo un jo–
ven, hijo de la Villa y muy versado en asuntos
de arte.
-No ... -
respondí apenas.
-Pues es necesario. . . -
a¡:¡eguró con cierto tono
de
am¡iga"~Jle
recon-vención.
Yo ya estaba obre aviso del sentimiento local.
Mis primeras e cursiones fueron a título de inven–
tario. En La Razt cuando, enfermo, tomé el tren
sin saber
i
visitaba Potosí o
vo~vía
a B!Uenos
Ai–
res, me há01an prevenido:
-Vea : los potosinos son tan
~rgullosos,
tan lo–
calistas, que están convencidos de ser los fabrican–
tes del cerro ...
Yo sonreí ante esta confidencia, capaz de encu–
brir cierta emulación regional. Y me acordé instin–
tivamente de una tarde, en el ingenio de Quechis–
la, - ·- Aramayo, Franke Mines Limited, tierras po–
tesinas, -
cuando un maestro de escuela al brin–
dar por la gloriosa efeméride local, -
10 de no–
viewbre -
se había dirigdo a los circunstantes,
oriundos de todas las comarcas del país, como si
la nación de Potosí saludara por su boca a. las de
Sucre, La Paz, Oruro, Santa Cruz ...