PRECESIÓN DEL EQUINOCCIO
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un mínimo de 219 58' 36" a un máximo de 24 9 35' 58", cumpliendo
todo el ciclo en un período de casi 26 mil años.
Inútil es repetir que la causa de dicho ciclo es un movimiento
rota~
torio del eje terrestre, que engendra, simétricamente al centro de la tierra
la superficie de dos conos reunidos por el vértice. Este movimiento es
conocido con el nombre de "precesión de los equinoccios".
T
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ciclo de 1·año
bi
F!G.
12
Esquema que representa Jos
mo\'1Q.1Íentos
terrestres llamados de
traslación
y
de precesión de
los equinoccios.
Actualmente, como es sabido, el valer del ángulo es de 239 26'
56,5" (año 1925) y, desde tiempo inmemorial, los valores están en
disminución progresiva, acercándose a las expresiones más exiguas (por
tanto, no hay
avance
sino
atenuación).
De estas premisas, harto elementales, se desprende que el efecto de
la precesión de los equinoccios, respecto al sol, concierne únicamente a
los mayores o menores ángulos de incidencia de los rayos solares durante ·
los dos instantes del año en que se verifica la máxima torsión de dichos
rayos, respectivamente los dos solsticios de verano e invierno. Dichos
ángulos de incidencia, que dependen, como se ha visto, de la oblicuidad
de la eclíptica (o, mejor dicho, de la oblicuidad del eje de la tierra res–
pecto al plano de la eclíptica) son, necesariamente, simétricos con rela–
ción al plano ecuatorial, y la posición intermedia se produce (fig. 11)
durante el equinoccio. Cuando la tierra se encuentra en los dos puntos
equino~ciales,
por cortarse allí los dos planos de la eclíptica y del ecua–
dor, la declinación solar es
cero,
hoy como en la épo-ca de Matusalén.
Escribe Posnansky: "hemos observado en Tiahuanaco el trayecto
del sol en los equinoccios, comparando esta línea con la orientación de