ORIENTACIÓN DE KALASASAYA
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buscar tan solamente en el Kalasasaya la línea de orientación. astronó–
mica "matemáficamente exacta" que fué calculada por los "Sacerdotes–
jefes" de Tiahuanaco, los que idearon con esa construcción un "verda–
dero almanaque solar". Y vamos al grano.
El "grano" es la orientación del Kalasasaya. Posnansky presume
que un tiempo, es decir, en la época de su edificación, fuera diferente,
respecto al meridiano terrestre, de la que es hoy, permitiéndole esta dife–
rencia discernir el número de los siglos que han transcurrido.
Estima Posnansky que el Kalasasaya
"sin duda
estaba matemáti–
camente orientado con su frente en un ángulo de
90Q
con la línea des.'.
cripta por el sol desde su nacimiento hasta el ocaso, en la fecha de los
equinoccios (XXXI, p. 39).
"Hemos observado - añade - el trayecto del sol en los equinoc–
cios, comparando esta línea con la orientación de aquella pared (la pa–
red occidental del Kalasasaya) y hemos constatado una diferencia en la
orientación de
65'
30".
"Tomando por base las observaciones anotadas anteriormente [ire–
mos a tratarlas en seguida] del avance de a obHcuídao de la eclíptica
de
27' 22"
en 4
09
años,
X
el cambio de la posición del sol hacia la
pared principal
(sic-;)
de
'Ti
Huanaco de
65'
".30",
tendr~amos
la
edad
aproximativa de Tiahuanaco
=
10. 600
años..,.
Veamos sin perder tiempo las "observacÍQnes anotadaSj anteríor–
mente" sobre el
ª'~nce
(¡sic!)
ae
la
oblicuidad de la eclíptica.
Se trata de o servaciones hechas, según el Autor, en China, du–
rante el reinado de Wu-Wang,
2100
años antes de
J.
C., en las que
se rn.ídió con un gnomón de 8 píes
la
sombra del sol a mediodía, en los
1olsticios de invierno y verano.
"Estas observaciones, - dice textualmente
tuvieron lugar en
Lo-yang, a los
34Q 41'
de lat. y dieron para
la
oblicuidad de la eclíp–
tica
23Q
54', es decir,
27' 22"
más de la de hoy día, por consiguiente
hay de aquel tiempo a hoy día una diferencia de
la
oblicuidad de la
eclíptica de
27' 22",
entonces una diferencia de la posición del sol ha–
cia la tierra de
27' 22".''
Así reza el texto de Posnansky. En este momento no voy a insis–
tir en el error del cálculo contenido en la cifra
27' 22",
del que los lec–
tores encontrarán mención en
la
pág.
77
de este escrito. Mucho más
me interesa examinar los hechos aducidos por Posnansky como base de
su argumentación, no bajo el aspecto numérico, sinó bajo el lógico. Y
bien, esos "antecedentes" son perfectamente aceptables, como también
es aceptable
la
consecuencia, con tal que nos limitemos a la parte expre-