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HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN

PERUANA

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Admiten que entre éstas y aquélla hubo un período de retro–

eeso, incultura y behetría, durante el cual desapareció todo ras–

tro de la antigua cultura.

Admiten, por último, que al cabo de dicho período de behe–

tría, durado dos o más siglos, se produjo una

renovación

total del

mundo andino, que todo lo transformó de sana planta: raza,

len–

gna,

costumbres, ritos, instituciones e idealidades; y no obstante,

dan por conservado e invariado, el nombre de Tiahuanaco.

&

No resulta insólita esta manera de

razonar~

Ninguno de los definidores arriba mencionados se pone en el

<'aso de cohonestar el nombre sometido a análisis con las cos–

tumbres, creencias y ritos del que denominan

imperio megalítico,

el cual es de suponer que daría a su capital religiosa

y

civil un

nombre allegado a sus viejas tradiciones:

nornbre arcaico,

de que

'l'iahuanaco pudo ser

traducción quechua,

del tiempo de los Incas

cuzqueños.

· Nosotros, en oposión a lo arriba transcrito, nos considera-

1nos en aptitud de expresar:

I. Que Tiahuanaco es nombre

quechua,

y por tal razón

mo–

derno,

respecto de la época protocollagua. a que perteneció la urbe.

II. Que Tiahuanaco, o con más propiedad

Tiahuañuc,

en

boca de los

"qquepucarnayos"

de los Incas, encargados de deno–

minar a lo

quechua

los

suyos, marcas

y cacicazgos agregados a la

compaginación imperial, ha debido ser la

traducción literal

del

nombre que la urbe tuvo por sus turnos en la lengua protocolla–

g11a

y

en la

ai?nara,

que de ésta procedió.

III. Que de consiguiente, el nombre original de la urbe ha

debido ser el equivalente protocallagua antiguo y

aimara

moderno

del quechua

Tia Huánitc,

o sea:

Amaya J{ontata,

cuya versión cas–

tellana es "los Muertos Sentados", entendiéndose por ello las Mo-

1nias tutelares del estado protocollagua, aderezadas en la postura

sentada

que observó el cadáver andino, en conformidad a las mo–

dalidades del culto de los antepasados.

IV. Que la fórmula

A1naya Kontata,

abreviada en las for-

1nas de Kontata

y

de

Kon,

ha debido ser el punto de partida del