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HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓI

PERUANA

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El hecho de que en la lengua

airna~a,

vigente en nuestros

días en la hoya del Titicaca

no

exista raíz ni locución no perfec–

tamente dilucidables por el toque del "aimara"

moderno,

parece

excluir la posibilidad de uná lengua forzosamente monosilábica,

nebulosa e incompleta, suerte de sánscrito americano, como la que

deberíamos adjudicar a las gentes de un-Tiahuanaco- nueve veces

milenario.

Nacida la civilización protocallagua, bajo su primitivo aspee-

' to de embriocollagua, a orillas del Atlántico,

y

paseada bajo .su

aspecto de precollagua, de Oriente a Occiqente, sobre la faz del

continente americano, ella fué, desde el instante de merecer el

título de protocollagua, eminentemente

serrana,

en el sentido de

:µoseer las cualidades

y

tendencias que caracterizan de ordinário

a las civilizaciones

rnontañesas.

Fúndanlas a las tales, en momentos históricos determinados,

grupos

tribales

de tendencias

teocráticas,

los cuales proceden a en–

cerrar, las más veces, en comarcas agrias

y

desoladas, las pren–

das de su pasado: rr10mias tu.telares, fetiches, ídolos

y

demás sím–

bolos de sus creencias.

Que las comarca

oligár-qu~ca.s

aquéllas, llamadas a convertir–

se en cunas de imperios

y

de teogonías, así se llamen Tiahuanaco,

'

Tebas, Lassa, Roma o Sión, sean improductivas de suyo,

&

qué im-

porta~

desde que las clases privilegiadas que las rondaron cuen–

tan de antemano con el tributo que sus dependencias

vecina~

o

remotas, establecidas en tierras de provecho, le habrá!1 de sumi–

ni~trar.

¡

Sus dichas clases :fundadoras son, de necesidad,

oligá~quicas

e inclinadas, en lo político, a la

reyecia,

y

en lo religioso, a lo

pontifical,

y

como tales, propenderán en todo tiempo a la intole–

rancia sectaria, así en lo político como en lo religioso, con lo cual

acabarán por

concili~rse

el odio de 1as clases agrícolas

y

milita–

res que las nutren

y

defienden, las cuales acabarán por rebelár–

seles.

Dichas oligarquías adversarán,

por instinto,

toda idea que

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