HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN
PERUANA
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la hoya del Titicaca, asiento que fué de la primerísima civiliza–
ción americana.
Ella ofrece a nuestra mirada los perfiles de un continente
que, de necesidad, fué
horizontal
en su origen, violentado en su
extremidad occidental al embate de las fuerzas internas que mo–
iívaron el paulatino levantamiento del sistema de los Andes; le–
vantamiento que, de necesidad también, hubo de inclinarlo sen–
siblemente de
Occidente a Oriente.
Sj calculamos en 3.000 metros la altitud media de la meseta
andina provocada por aquel fenómeno de emersión, deberemos
calcular en igual suma de metros la consiguiente inmersión de la
opuesta orilla, bañada por el Atlántico.
El punto de mayor inmersión de esta última deberá, lógica–
mente, hallarse
a
1.000 millas geográficas de distancia de la costa
brasileña de nuestros días que fué su eje, por ser tal la dis–
tancia existente entre la mencionada orilla
y
el punto de eleva–
ción media de la cordillera de los Andes.
Según esto, en determinada época geológica, la extremidad
occidental del continente americano se levantó cierto número de
rnetros,
a
tiempo que a extremidad opuesta se hundía igual nú–
rnero de metros, y el1o en forma de necesaria compensación.
Es de
cre~r
que el fenómeno del hundimiento de la extre–
midad oriental del continente americano, iniciado en époc·as an–
.teriores a la aparición del hombre sobre la faz de la tierra, con–
tinuaría produciéndose en épocas posteriores con intermitencias
Svculares, hasta el momento en que Sudamérica hubo adquirido
una estabilidad relativa, y el hombre americano, ya autóctono, o
ya importado, hizo su aparición en sus vírgenes landas.
De milenio en milenio, y de siglo en siglo, llegamos al mo–
mento hipotético en que una suprema catástrofe hunde cierta ex-
1
cnsión de la orilla oriental del continente americano, en donde
razas primordiales ensayaban los rudimentos de una civilización
continental, la cual es de creer que, por razones de vecindad geo–
gráfica, copiaría ciertos rasgos de las civilizaciones que se supo–
nen florecidas en la hipotética Atlántida.