Table of Contents Table of Contents
Previous Page  26 / 382 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 26 / 382 Next Page
Page Background

20

R . .CÚNEO -VIDAL

siguiente una personalidad y una responsabilidad. humanas de

que debiesen preocuparse los teólogos de sus graves concilios.

:B'ué menester que un papa español-Alejandro VI-resolvie–

ra el punto en un sentido de

igualdad hurnana.

Es de neeesidad declarar. lo inaceptable de una prevención

semejante, la cual, de admitirse por más tiempo, desvirtuaría la

noción

~undamental

de la solidaridad material y moral del globo

y

dejaría sin explicación posible el fenómeno, lógico en sí, de las

civilizaciones americanas: su nacimiento, sus translaciones inevi–

tables en un sentido dado, y sus períodos de benéfica fructifi-

.

,

cac1on.

No cabe sino retener, c-0mo cosa averiguada, que la vieja

ley

que dió rumbo a las civilizaciones del mundo clásico, rigió de

igual manera en el moderno ; razón por la cual en determinado

momento del calendario inmemorial de Amériea, un germen cul–

fural concebido a orillas del Atlántico, en la que por ·entonces fué

extremidad or.· ental

e :Q.Uestro continente, cruzó, a impulsos de

un ritmo civilizador, el continente -americano cuan ancho él e_s,

de Oriente a Occidente, hasta aportar a determinado paraje de

la altiplanicie d

los

ndes, en donde medró, a modo de árbol

frondosó del cual fueron retoño, cada cual en su debida sazón,

Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco.

La

civiliz~ción

primordial que decimos, típicamente monta–

ñesa por el lugar en que se manifestó, fué la primera civilización

americana digna de tomarse en consideración. ·

Ella fué la de Tiahuanaco, a cuyas gentes aplicamos el nom-

1

bre de protocollaguas o protocollas.

.

Pensar, como hasta aquí se ha hecho, que la dicha civilización

a la cual le cupo ejercer en el continente americano un influjo

parecido al de las grandes civilizaciones asiáticas, africanas y euro–

peas .en el viejo mundo, haya podido

~acer

in situ,

por obra del

azar, a manos de un puñado de hombres desconocidos, cuyas apti–

tudes no tuvieran que ver, subsidiariamente, con la de las res–

tantes estirpes primordiales del mundo, es cosa que se deberá des–

estimar en adelante, como no filosófica, no histórica y no racional.