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R . .CÚNEO -VIDAL
siguiente una personalidad y una responsabilidad. humanas de
que debiesen preocuparse los teólogos de sus graves concilios.
:B'ué menester que un papa español-Alejandro VI-resolvie–
ra el punto en un sentido de
igualdad hurnana.
Es de neeesidad declarar. lo inaceptable de una prevención
semejante, la cual, de admitirse por más tiempo, desvirtuaría la
noción
~undamental
de la solidaridad material y moral del globo
y
dejaría sin explicación posible el fenómeno, lógico en sí, de las
civilizaciones americanas: su nacimiento, sus translaciones inevi–
tables en un sentido dado, y sus períodos de benéfica fructifi-
.
,
cac1on.
No cabe sino retener, c-0mo cosa averiguada, que la vieja
ley
que dió rumbo a las civilizaciones del mundo clásico, rigió de
igual manera en el moderno ; razón por la cual en determinado
momento del calendario inmemorial de Amériea, un germen cul–
fural concebido a orillas del Atlántico, en la que por ·entonces fué
extremidad or.· ental
e :Q.Uestro continente, cruzó, a impulsos de
un ritmo civilizador, el continente -americano cuan ancho él e_s,
de Oriente a Occidente, hasta aportar a determinado paraje de
la altiplanicie d
los
ndes, en donde medró, a modo de árbol
frondosó del cual fueron retoño, cada cual en su debida sazón,
Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco.
La
civiliz~ción
primordial que decimos, típicamente monta–
ñesa por el lugar en que se manifestó, fué la primera civilización
americana digna de tomarse en consideración. ·
Ella fué la de Tiahuanaco, a cuyas gentes aplicamos el nom-
•
1
bre de protocollaguas o protocollas.
.
Pensar, como hasta aquí se ha hecho, que la dicha civilización
a la cual le cupo ejercer en el continente americano un influjo
parecido al de las grandes civilizaciones asiáticas, africanas y euro–
peas .en el viejo mundo, haya podido
~acer
in situ,
por obra del
azar, a manos de un puñado de hombres desconocidos, cuyas apti–
tudes no tuvieran que ver, subsidiariamente, con la de las res–
tantes estirpes primordiales del mundo, es cosa que se deberá des–
estimar en adelante, como no filosófica, no histórica y no racional.