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R. CÚNEO - VIDAL
oriundo del Cuzco
y
mandón
(wilca)
de lqs ..
huancos
encargados
de guardar aquel término del imperio, en quien procrea a Ata–
hualpa.
La rivalidad, inevitable, entre el príncipe quiteño
y
el cuz–
queño trae consigo la guerra civil, en que Pizarro encuentra en–
vuelto al imperio; guerra que facilitó a este último, más allá de
cuanto pudo imaginar, la conquista del país
y
la supresión del in–
cazgo peruano.
El nombre
Ifuáscar,
d~
sonido
y
construcción ajenos del idio–
ma quechua, el cual propendió a las voces de
cuatro sílabas acen–
tuada a lo grave,
antójasenos contracción de
Huasa-Ccara:
espal–
da desnuda.
El ha debido designar-pensamos-al "príncipe de la espal–
da desnuda'', hijo de madre
a.ntisuya,
entendiéndose por
Antisuyo
la
montaña
de la ceja de la cuenca amazónica; el cual copió, por
lo que hace a indumentaria, las costumbres de sus antepasados
maternos las
antis, satis, J;ilcozones
o·
caribes.
Atahualpa, nombre compuesto de
hatta:
semilla,
y
huallpa:
hembra
(de la familia humana, como de las aves, razón por la cual
en quechua se da e nombre
huallpa
a la gallina, en su condición
de
hembra
del gallo) ha debido ser el mote con que fué conocida
la madre del príncipe quiteño, en razón de su calidad de
hembra
-
de la semilla de los orejones cuzqueños,
por mucho que nacida, o
criada lejos del Cuzco.
Atahualpa significó, en sustancia,
mujer de r.aza,
o
mujer
castiza,
o
mujer de la casta orejona.
Posible es que el nombre de la quiteña se transmitiese al fu–
turo inca usurpador en los decires del
harem
imperial, en la for–
ma de
hatta-huallpa-guacha.sca:
el hijo de la orejona quiteña.
Tal fué, según nuestro entender, el sentido
hermético
de la
nomenclatura incana, contemplado a la luz de la crítica
y
de la
filología.