HISTORIA DE
LA CIVILIZACIÓN
PERUANA
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rucac,
expresa "contar digitalmente a la manera de las humani–
dades primitivas
sobre los dedos de la mano".
Los incas de guerra, retienen el poder durante el plazo ca–
racterizado por la presencia del
I nea Lloque Y upanqui.
Una serie de reencuentros con vecinos recelosos, que ven de
mal talante el afianzamiento del poder cuzqueño, ha inculcado en
la casta militar a que incumbe la defensa del Estado, los rudi–
mentos de la
guerra disciplinada
y
de conjunto.
El
cinchi,
que antaño peleó en orden disperso, sin más armas
que sus fuertes puños, la piedra arrojadiza y la
guaraca
u
honda,
combate en lo sucesivo en filas cerradas, armado de lanza y
ma–
cana,
labradas con la madera del árbol llamado
lloque.
Su número, notablemente aumentado, se escapa ya a la nu–
meración digital que practicó el antiguo
·roca,
y pasa a ser del
dominio del
yupanqui,
el cual lleva la cuenta de sus mesnadas
con cálculo mental
(
yupay),
mediante el
qqiiepu)
o ramal de cor–
delillos de valor numeral y estadístico.
Cesan las contingencias de guerra, acaso porque los yupan–
quis han logrado escarmentar a los enemigos del estado cuzqueño,
y el poder vuelve a manos de los Capacs, esto es, a manos de los
caudillos de paz, al cabo, desde luego: de
una o más 'existencias
hunianas.
Pero es el
c~so
que los tales Capacs han dejado de ser la co–
lectividad aislada y hasta cierto punto inconsistente de las pri-
,
,.,
meras epocas cuzquenas.
Otros aillos "pudientes" han ido formándose dentro del marco
de la sociabilidad cuzqueña, los Capacs de la
coca,
de la
sal
y
del
ají.
Inducidos por la índole de la riqueza, la cual tiende a la
con–
solidación oligárquica
de sus elementos, ellos se agrupan en una
colectividad poderosa y compacta, hasta constituir lo que en que–
chua se dice un
niayto
o sea un haz
federativo .
.Exponente de cu&.nto acabamos de decir es el caudillo (o ai–
llar) denominado
Mayta Oapac.
La costumbre de la deformación de la oreja ha cundido lo