HISTORIA DE
1
LA CIVILIZACIÓN
PERUANA
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"Metíanles en el pallar de la oreja unos palitos delgados,
y
cada día otros un poco más gruesos, hasta que les venían a poner
una rodaja, grande como un aro de cedazo, de unos juncos que en
esta tierra se crían, muy livianos.
"Rajábanse las carnes de las orejas cada día para que les
fuesen creciendo.
"Había algunos que las tenían tan grandes que les llegaban
hasta los hombros, y el que mayores las tenía era tenido por más
'gentilhombre entre .ellos."
En virtud de semejante procedimiento, la casta oligárquica
de los
ningrizapa.s, ingrizapas, ingazapas, zapaingas
o
Ingas,
co–
bró fisonomía propia y perdurable influjo dentro de la colectivi–
dad cuzqueña; los
Ingas,
decimos, cuyo nombre no significa otra
.
.
,
cosa sino
or~3on.
Todo cuanto leemos en las historias nos induce a creer que la
entera población del Cuzco, moradora de los cuatro barrios clási–
cos, de los cuales se des ne djan los cuatro caminos que conducían
a los cuatro suyos
y
confines del imperio,
constó de orejones.
Fué el Cuzco una urbe. sacerdotal, imperatoria,
gentil (ru–
nahina)
y saera;
y
se c-omprende que sólo quienes ostentaron la
condición de
orejones
estuvieron capacitados para residir en su
recinto, en el cual, por otra parte, se conservaban
custo~iadas
las
momias tutelares y las reliquias preferentes de los cuatro
suyos
clásicos, de que ellos fueron personeros.
Ocurrió empero que dentro de la masa o·rejones que decimos,
continuadora de la sangre de los cuatro Ayaras fundadores de la
Urbe y del Imperio, un inevitable trabajo de selección dió por re–
sultado sacar a flote a cierto número de
aillos
que calificaremos
de
~'orejones
de orejones", a quienes les ·correspondió el gobierno
del Imperio dentro de las circunstancias que analizaremos en el si–
guiente capítulo.