R. CÚNEO - VIDAL
Ella tuvo una po!encialidad agrícola· indiscutible por aquello
de "suyo".
Suyo,
procede de
sayay
"pararse", voz de la terminología
agrícola vigente en el Perú y Bolivia de nuestros días, que de–
signa la suma de tierras de cultivo asignadas a un aillo deter–
minado, sobre cuyos linderos sus individuos acostumbraban pa–
rarse; esto es hacer
acto de presencia,
en señal de
posesión.
,
Aquel
pararse
sobre los linderos
d~
ciertas tierras de las gen-
tes que las cultivaron, tuvo el valor afirmativo de: "esto es nues–
tro"; "esto nos pertenece".
·
En el imperio eminentemente atareado de los Incas, en el
cual la holganza cobró viso de
delito social,
toda comunidad cul–
tivó un
suyo
y todo individuo una
sayanaj
de ·suerte que el
suyo
fué. un conjunto de
sayanas,
así como un aillo un conjunto de
regnícolas.
Entrañará error 1 creer que los cuatro Ayares que inter–
vinieron en la
ita memorable de Pacaritambo, de que dependió
la creación del imperio peruano, lo hiciesen, como quien dice,
con las manos vacías.
Cada uno de ellos, por el contrario, aportó al acervo común,
en lo material, los recursos naturales de sus respectivos suyos, en
lo sociológico, sus propias costumbres lugareñas, en lo intelectual
su pr-0pio idioma o dialecto provinciano, ·en lo emocional, sus pro–
pias creencias e idealidades ; y en forma de prenda
absoluta,
de
que por parte de cada cual serían cumplidos 'los deberes
federa–
tivos
que le incumbió, las momias fundadoras de
· s~s
respectivos
linajes, a que se daría albergue en las
canchas
de la urbe sagrada;
la cual, perteneciendo de consuno a las cuatro colectividades pro–
vincianas ya mencionadas, no pertenecería a ninguna de ellas en
particular.
Antisuyo,
o "suyo de la
montaña,
productora de coca", se
llamó el aporte territorial del
Ayar Auqui
de la leyenda.
·
Auqui,
síncope de
"mauqui",
voz equivalente de
maduro
o
sazonado,
fué el calificativo que los andinos aplicaron a 'la hoja
de la
coca
en estado de ser
a·ucullicada, chactada,
o
mascada.