HISTORIA
DE LA
CIVILIZACIÓN
PERUANA
239
'rodo lo fueron las alturas protegidas de aquella suerte:
coll–
cas,
o graneros, enterramiento de difuntos, fortalezas, y
tianas
de
las momias tutelares de las diferentes parcialidades lugareñas,
y
por fin
p1ijllanas, alalais,
o lugares de regocijo.
En este último caso se les dió el nombre de
"cusipatas",
ya
aún el de "alaipatas" (de donde procede el "jalapato" jaujino) y
pujllanas,
como en el caso de la huaca impropiamente llamada
Juliana de Mira.flores.
Fijados estos puntos de contacto, huelga decir que toda ciu–
dad de traza incaica poseyó
ceques
comparables a los que pusie–
ron alrededor del Cuzco una a modo de circunvalación litúrgica,
sentimental y sanitaria: ceques que se llamaron
Pallanas
o
Ca–
llaos,
según fuese el fin a que estuvieron destinados.
Ello nos da la clave de la existencia de los
Callaos
de l.Jima,
Tacna, ·y de
otr.oslugares de la geografía incana.