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R. CÚNEO - VIDAL

ble, se vió condenado a conducir una vida :fragmentaria de

tribu,

hasta el momento en que el predominio cuzqueño tuvo a bien ab–

solverla.

.Antójasenos que una de las causas que apresuraron aquel des–

enlace fué el renovarse incesante de los elementos raciales colla–

guas dentro del marco familiar del

aillo,

o como quien dice, den–

tro del juego de la consanguinidad, con lo cual la

linfa

racial, no

renovada, se empobreci

1

ó lastimosamente.

Aquel alejamiento sistemático de los resortes de la selección,

que en la sociedad moderna inclina al hombre moreno hacia la

mujer rubia, como se advierte en el episodio inmortal de Otelo

y

Desdémona,

y

al ser delicado

y

sensible hacia el consorte enér–

gico

y

dominador, produjo en las estirpes collaguas aquella forma

de decadencia fisiológica que se revela en la uniformidad fisonó–

mica de sus individuos, en la indiferencia estoica

y

en _la incu–

rable melancolía que los caracteriza.

A lo cual es deJ caso

agr~gar

que sus gentes, pudientes en

el sentido de poseer los salares más extensos del continente ame–

ricano, dieron en abandonar los menesteres de la agricultura, de

la colonización

y

de la guerra, fiados en que los pueblos con que

se comunicaban, continuarían aportándoles sus propias riquezas a

trueque de la sal por ellos poseída en tan crecidas cantidades.

Desde aquella época remota la

historia

se repite en nuestro

país por lo que respecta a las riquezas nacionales , codiciadas de

veci~os,

fuente de una pasajera bienandanza en el presente

y

de amargas decepciones en el porvenir.

Primero :fué la

sal

del Collao.

Luego el

guano

de Chincha.

Luego el

salitre

de Tarapacá.

&

Les llegará alguna vez su turno al

petróleo

de Tumbes

y

al

caucho

de ultracordillera?

Ello es que llegó el momento en que los Quechuas resolvie–

ron anular a la confederación collagua

y

adueñarse de sus exten–

sos salares en el Altiplano

y

de sus colonias agrícolas en la ver–

tiente occidental de la Cordillera de los Andes.