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R. CÚNEO - VIDAL
tinada a ceder el paso a la organización
oligárquica
cuzqueña ca–
mino, esta última, del imperialismo incaico.
En el proceso de formación de la nacionalidad peruana he–
mos visto a la fratría pelear por la
millga;
al aillo por la
sayana
y a la tribu por el
suyo;
patrias chicas todas ellas de las dife–
rentes colectividades, sin mayor unidad de acción, lo cual explica
la facilidad con que un puñado de aventureros españoles pudo
adueñarse del Perú entero durante el primer tercio del siglo XVI.
En los capítulos sucesivos de esta obra explicaremos el valor
literal
y
civil de los términos
millga, sayana
y
suyo,
que acaba–
mos de mencionar.
Tratándose del Cuzco, vencedor que fué de las colectivida–
des neocollaguas, vemos positivamente en acción un principio
oligárquico
e
imperialista,
rico en ambiciones y ávido de domina–
ción; capaz de abarcar por la mirada de sus régulos una sucesión
de horizontes propiamente nacionales; principio oligárquico e im–
perialista, decimos, que se revela desde el momento en que den–
tro de la .organización dé los Ayares cuzqueños nace la casta oli–
gárquica de los Orejones, y dentro de ésta, la de los Orejones
máximos, Incas- por derecho propio, con lo cual los elementos com–
prometidos en a evolución dinástica tuvieron interés en lanzar
a la naciente nacionalidad sobre el sendero de la guerra y de la
conquista.
Aquel principio oligárquico e imperialista, que puesto en
práctica, habría asegurado el predominio .de los neocollaguas y
creado uno a manera de
Cuzco
d~
lengua aimara,
capaz de conten–
der con el futuro
Cuzco q'u,echiia,
existía en forma embrionaria
en la constitución de los ayares lupacas, venidos de Moquegua y
Tacna a la cruzada contra Tiahuanaco, a los cuales Hattun Co–
llas y Paucar Collas cometieron el error de dejar salir del ám–
bito de su nacionalidad bajo la guía del legendario Manco.
Fueron ellos el
Ayar agricultor de los Capacs
(los "pudien–
tes"), así denominados por haber traído consigo, de los valles se–
mitropicales moqueguanos y tacneños la semilla sagrada del maíz
-y del ají, y el
industrial,
a que la tradición asignó el nombre es-