Previous Page  12 / 108 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 12 / 108 Next Page
Page Background

.

'

-4-

a sns antepasados

y

con ellos a su cultura,

·para circundarlos con una aureola de gloria

y

prestigio.

Si efectivatnente hubiera

ex~stido

un sis–

te1na

social tan perfecto, una orga11ización

militar tan extraordinaria

y

extensa, no un

puñado de aventureros con arrnas casi tan

deficientes con10 las de ellos, hubiera podido

destrozar un imperio tan amplio, tan bien or–

ganitado

y

sólida1nente cimentado como aquel

que nos pintan los antiguos cronistas e histo–

riadores. cuyas relaciones a su vez, especial-

1nente de aquellos del siglo diez y seis, fue–

ron copiadas sin excepción por todos los vía·

jeros antiguos

y

modernos, aumentando

na–

turalmente su trascendencia

y

haciendo al–

gunas variaciones para dar más novedad a

sus escritos. !lasta entre los misn1os cronis–

tas del siglo

XVI

se copiaron los unos a los

otros

y

cualquiera que lea con alguna aten–

ción todo aquello, se dará cuenta que todo

1o

escrito~

descansa sobre una primera infonna–

ción original, la

mis1na

siempre, con ·excep–

ción de las crónicas de Montesinos, del que

es dable suponer, que era o un gran menti–

roso o que verdaderamente bebió de fuentes

folklóricas más amplios que los otros.

No hay que

ca1nbiar

por eje1nplo el va·

lor moral de las conquistas de Méjico con las

del Perú. En Méjico encontraban aún una cul·

tura casi en pleno aúge, aunque ta1nbaleante

y

a punto de caer en ruinas por las guerras