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en todo lo que relataron los antiguoa cronis–
fas
y
algunos escritores n1odernos, sin e1nbargo
de que todo aquello no se puede, ni se debe
consi:lerar más que co1no un a1nplio Folklore
y
no como factores históricos; todo aquél en–
jambre de fábulas y grandezas, más que rela–
tos de seriedad histórica, parecen
cu~ntos
de
~'Las
Mil
y
Una Noches".
Es que a los pri–
meros que vinieron
y
pudieron escribir al
principio de la conquista, no les irnportaba
gran cosa la traJición,costumbres, vida social
y demás n1anifestaciones culturales; ellos te·
nían otros puntos de vista; todo lo 1niraron con
el modo de ver las cosas de aquellos tiempos,
en los que el fanatis1no y la religión, no juga–
ban el papel menos importante. Además ign ,
raban la leHgua <lel lugar, que sólo la genera–
ción nacida allí miemo, es decir los mestizos o
sea los que entraron en acción n1ás o menos 20
años después <le la conquista, Aabían hablarla
a perfección cuando había visto la luz la obra
de Cieza de León, y de otros cronistas de la
época cuyos relatos sobre los Incas, han ser–
vido después de fundamento, o más bien de
original para todos los que les siguieron. En
aquella época o sea 20 años despuás de la
conquista,.Jos pocos restos de cierta cultura
y religión de los naturales, se había alterado
por el sistema avasallador eon que los caste–
llanos llevaron a cabo su conversión, realiza–
da con la espada en la diestra y la cruz en la
siniestra.