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HORAClO H. URTEAGA

( 36 ) había reunido a sus levantiscos y leales súbditos, en su

populosa capital y tenía preparado un ejército aguerrido. Figu–

raban como sus capitanes, los valientes generales Cusmango

( 37 ) .Pisar ( 38 ) Asto Capac ( 39 ) . Teniendo conocimiento

de la tenacidad y valor de los kechuas, se aseguró la alianza del

gran Régulo de Chicama, el Gran Chimú Capac ( 40 ) .

Desde antiguo, estos dos reinos, que seguramente tenían

un origen común, habían vivido en rivalidades y guerras te–

rribles, alguna vez como lo hemos dicho, el curaca de los Caxá–

marcas cruzó la cordillera y llegó hasta Pacasmayo, imponien–

do la sumisión a los indios de este centro; hasta hoy se conser-

Seño1·ío de los Incws.

c. XVII, p. 59 y que la reprodujo Prescot en uno de

sus apéndices.

Conquista del Perú.

Edición Gaspar y Roig. Apéndice

Núm. III.

(36) .-Así se deduce de las declaraciones de los curacas, vecinos

notables mdios de Cajamarca, Chota, Santa Cruz, que deponen en los

juicios sobre curacasgos. Los más autorizados aseguran que en la época

de las conquistas de los Incas, gobernaba el curacasgo de los indios de

Caxamarca, Chuquichanchay, y que éste fué señor cuando señoreaba·

Tupac Yupanqui. De Chuquichanchay descendía Cristóbal Rupay Caca,

que perseguía la posesión <le! curacazgo de Chonta y de Payac, y que

r efundidos más tarde estos dos dominios, quedó el curaca dueño de am–

bos y se le nombró curaca de las siete guarangas del valle, a saber:

Chonta, Payac, Puntamarca (o Baños del Inca, actuales), Sondor, Chi–

cuana o Gualanga, actual, Pariamarca

'Y

Cumbicus; del mismo Chuqui–

chanchay y Rupaycaca descienden los Quispitongo, cuyo apellido ya fi–

gura entre los descendientes que se nombran en Jos famosos expedientes

ya indicados.

(37) .--Cuanto a la participación de este otr-0 señor llamado Cus–

mango, queda comprobado ror que así aparece de Jos procesos antedichos.

(38) .-El recuerdo de este señorete lo conservan aún hasta el día

las tradiciones locaJ,es y se halla consignado en Santa Cruz Pachacuty,

que de otro lado ha desfigurado mucho Ja tradición.-Véase

Tres

Re~

luciones de Antigüedades Peruanas,

pág. 275.

Tercera Relación.

Bal–

boa. Ob. cit. pág. 77.

(39) .- Tradición persistente entre los indios de Ja pampa de Ca–

jamarca. La familia de este señorete se conserva hasta hoy y forma la

numerosa familia de los Astopilco Reyna. Hasta el año de 1898 vivió D.

J osé Astopilco, de quien habla Stevenson y que lo conoció, y yo también, y

en la ciudad se le conocía con el significativo nombre de Rey Canachin,

o rey canachi, (sic), es posible que este nombre tenga algún significado

que no se puede descubrir por lo desfigurada de la dicción. Stevénson,

Veinte años de residencia en

/,a

Aniérica del Sur.

(40) .- Véase nuestros asertos de los primeros capítulos.