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BOCETOS HISTÓRICOS
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habian coronado con parapetos y desde alli se disponían, fuer–
tes guarniciones
á
impedir el pa o arrojando míllares de gal–
gas. En el camino de Ichocan
á
la estación de Cascasen, he visto
en las alturas y en sitios estrechos, pircas en forma <le muros
y parapetos, desde donde una lluvia de piedras podía hacer im–
posible el paso de un numeroso ejército por el camino real( 52)
Estas pircas eran de factura antiquísima, y de piedra sin labrar
Las crónicas nos cuentan que "los indios caxamarcas como bra–
vos y animo os se ponian delante de las tropas del Inca en Jos
pasos dificultosos, ganosos de pelear por vencer ó morir, y aun–
que el Inca deseaba escu ar Ja pelea, no le era posible por que
para haber de pasar adelante le convenía ganar los pasos fuer–
tes á fuerza de armas en Jos cuales peleando obstinadamente
los unos
y
los otros murieron muchos". Los soldados del Inca
acamparon cerca de Sondor y no lejos del campamento enemi··
go; antes de Ja batana decisiva, Capac Yupanquí tentó·de nuevo
la paz, ofreció concesiones al Régulo cajamarquino y respeto a
Ja religión y leyes del reino invadido; Chiquichanchay no qui–
so tratar de paz. Sin embargo, su gente e hallaba mermada y
los refuerzos que había esperado de los Chimús no Ilegaron, y
como ocurre en Jos trances desesperados,mltes de Ja batalla cam·
pal de Sondor una serie de escaramuzas y de asaltos tuvieron
Jugar a diario en esas encrucijadas ; "de las fortalezas, riscos
y
pe.fías salían a hacer sus asalto , mataban mucha gente a los In–
cas
y
también morían muchos de ellos" (53) . Una de las residen–
cias del curaca en donde ahora se ven las ruinas de Tambo Inga,
(impropiamente llamado así), albergaba al grupo de capitanes
indios patriotas, era una especie de estado mayor de Jos ejérci–
tos cajamarquinos; las tropas del Inca habían ocupado lo ce–
rro y laderas del ramal de cordíllera que se descubre hacia el
occidente y que rodea las pampas de Sondor
y
Coyor.
l\'Iá
abajo
del campamento del Inca se hallaba una curiosa necrópolis de
(52).-En este mismo sitio
y
aprove~hando
los mismos parapetos,
las tropas de la revolución del 95 hicieron sufrir grandes pérdidas
y
de–
rrotaron, por fin, u las tropas del Gobierno. Este combate se conoció más
tarde con el nombre de "Combate de la Tisa", por la quebrada próxima a
San Marcos, donde se generalizó,
y
donde fué sorprendido el gTupo de
las tropas gobi"ernistas o caceristas, por grupos de montoneros mal ar–
mados, pero auxiliados por magnífica posición.
(53) .-Garcilaso. Ob. cit. c. VI. pág. 473.