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HORACIO H. URTEAGA
antiguo monumento. y dice bien claro. que lo que hoy es al–
bergue miserable de indígenas, ayer fué centro habitado de
importancia. Nada inteTesante cuentan los antiguos cronistas
respecto a Huaitará. Sólo Montesinos, de quien se desconfía
bastante, trae un ligero relato. Según él, Inti Capac Yupanqui,
rey del Cuzco, fué tan poderoso, que su
fama se extendió
bien lejos. El señor de Huaitará le envió mensajeros para
ofrecerle su amistad y someterse a la religión solar, supli–
cándole permitiese a sus mensajeros instruirse en las artes
para poder levantar en Huaitará un templo al Sol, semejante
al que se elevaba en la ciudad santa del Cuzco. " El Inca, que
era devoto a la religión, dice Montesinos, hizo todo lo que se
sirvió pedir el de Huaitará, dando a los oficiales muchos ins–
trumentos y enseñándoles el modo de fabricar; con lo que
quedaron contentísimos los de Huaitará ". (
1).
Sin embargo de la escasez de las trad.iciones, los pocos
relatos que nos quedan de las conquistas incaicas y los datos
de las antiguas crónicas sobre los pobladores de la región
donde dominaban los andahuaylas, huancas, vilcas y ruca–
nas, y los mismos monumentos que quedan en Huaitará y el
Vilcashuaman, cerca de Cangallo, nos dicen bien claro que
los relatos de Montesinos no son pura novela, .y cuando así
escudriñamos, sin prejuicios, en variadas fuentes históricas,
encontramos la veracidad del clérigo osonense comprobada,
y su nombre reivindicado de la maldición lapidaria de Mar–
khaim.
Es probable que en la época que antecedió a la elevación
de la monarquía incaica, y cuando los reinos de la costa. que
hicieron la civilización de Nazca que hoy se admira, habían
establecido una sólida dominación s
obre el litoral, se eleva–
ron en la región de la sierra reinos bi.en constituídos, y po–
siblemente, restos fraccionados de una antiquísima domina–
ción mucho más extensa, yunga o kechua, y que la crítica his–
tórica descubre día a día. Dé uno de estos reinos antiguos
extendidos en la sierra, Huaitará fu é centro o capital; no
de otro modo se insistiría tanto en los relatos de Montesinos,
en la preponderancia del señor de Huaitará, ni se cita1.:a este
lugar como punto donde las inva iones se detenían ya por
(1).-Montesinos.-illemorias
Historiales
y
Polít icas,
c. VI.
pág.
37.