BOCETOS HISTÓRICOS
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sía su hija doña Mencía, cuya
n~elección
fué autorizada
por el Pontífice. El cargo
lo desempeñó hasta su muerte,
acaecida el 22 de mayo de 1618. Ambas mujeres habían te–
nido vida tan ejemplar, que merecieron fama de santidad.
Su conducta ejemplar y sus virtudes, hicieron olvidar la
ignominia con que la ley quería etigmatizarlas, haciendo que
el mundo recuerde a doña Mencía de Sosa, más como fundado–
ra de una casa de piedad, que como esposa del ajusticiado don
Francisco Henrández Girón.
¡
Son las reparaciones que la virtud impone a la injus–
ticia
!