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HORACIO H. URTEAGA
Como se ve, todas las representaciones del ídolo que sa–
len de la rutina o del padrón principal, ofrecen nu evos atri–
butos que comprueban su mítico significado.
Qué influencia eje1·ció el medio físico sobre la 1·eligión y el
arte del antiguo yunga
?
Las múltiples razones que hay para consi.derar como
símbolos míticos los traslados antropomorfos en los huacos
de Nazca, desvan ecen las dudas o contestan las oposiciones
de los que creen que, semejante persistencia en la representa–
ción artística, era caprichosa y sólo motivada por un juego
de imaginación o una tendencia rutinaria del arte nací ente.
Fig. No. 14.-El ídolo de Nazca, personificado, sosteniendo en la
mano derecha al sacerdote o sacrificante, en la izquierda la cabeza
mutilada de la víctima. El
'lHWme
se ha trasformado en dos e;tolas
simulando sierpes. Tras cabezas votivas adornan el gorro mitrado.–
Museo Prado.
La ley ele los agentes físi.cos ejerciendo influencia sobre
la religión o el arte, tiene en el antiguo Perú una confirma–
ción definitiva. El aborigen de la costa profesó culto a lo '
elementos ele la naturaleza que impresionaron más honda–
mente sus sentidos: la adoración al mar infinito e insonda–
ble, donde existe un mundo desconocido de ser es, a donde s¿
oculta el sol
y
las estrellas, y de cuyo seno sale el pez, que
es su símbolo y que mantiene la vida; la adoración al viento
que refresca y refrigera en los ardorosos desiertos de la co -